hasta los propios investigadores están sorprendidos por el ritmo al que esta tecnología está avanzando; incluso llegando a ser engañados por sus propias creaciones. Es lo que le ha ocurrido a unos investigadores de la Universidad de Stanford y Google. El desarrollo conjunto entre ambos equipos consistía en algo bastante inocuo: pasar imágenes aéreas a datos de mapas. La aplicación de esta tecnología es evidente en servicios como Google Maps.
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