Party in the U.S.A

Llegamos a la frontera unas semanas después de que Trump fuera proclamado emperador y allí estábamos, a las puertas del paraíso prometido. La guardia fronteriza habló con nosotros, nos dijo que teníamos que pagar aranceles. Por qué, fue la respuesta, si no llevamos nada. Estáis equivocados: tenéis que pagar aranceles por vosotros. Sois un producto. No os preocupéis, dijeron, hay recompensa: el mismo emperador os recibirá. Dimos todo el dinero que teníamos y sí, era verdad, Trump nos recibió con la mejor de sus sonrisas. Fue un encuentro breve: nos dijo que no habíamos pagado suficiente dinero y que su país no quería extranjeros. El emperador nos ha expulsado de su fiesta. Solo hay lágrimas y una avión que nos lleva a un lugar en que no queremos estar.