Destino heroico

Los enormes salones duermen en silencio en una penumbra triste, como de día tormentoso. Unas manchas de luz mortecina apenas dejan ver altas columnatas y arcos, ruinosas galerías que se pierden en la oscuridad negra. Junto a las paredes hay algunos bancos de piedra donde yacen figuras humanas en posturas indignas. Como borrachos o muertos, parecen esculturas. Ahí están, grises, polvorientos y sucios, Gilgamesh, Aquiles y Orlando. Arjuna y Cirano, con la cara ennegrecida, tienen cubiertas de moho sus ropas. A la luz moribunda se ven decenas, puede que cientos, de otros bancos que se alejan hacia el fondo oscuro. Muchos de ellos siguen vacíos. Esperan a los héroes de hoy y de mañana.