| La Faketidora de Menéame |
El Café Pavón, conocido bar de la zona, ha aprovechado la situación de emergencia provocada por la explosión de gas. El Café próximo a una residencia de ancianos ha secuestrado a todos los residentes que han salido corriendo para salvar sus vidas de la zona afectada por la explosión.
La dueña del local nos cuenta que al oír la explosión mando a uno de sus camareros a la calle a ver que había pasado. Al ver a un grupo de ancianos desorientados y con ganas de gastar cash, ha atraído a sus presas al local diciéndoles que podrían comer alimentos con sal e incluso ver salvame a todo volumen.
Al principio los mayores creían que se trataba de una actividad organizada por el centro, pero se han dado cuenta que están solos con los parroquianos del bar. Ahora son uno más en el local, se saben el nombre de los camareros y tienen copia de la llave del cagadero.
Los ancianos ya llevan tanto tiempo en el interior del local que no se sienten secuestrados, están sufriendo un síndrome de Estocolmo en toda regla. “Aquí sé está mucho mejor que en el asilo, puedo hacer lo que quiera y no me tengo que tomar esas medicinas horribles, ¡Es lo mejor que me ha pasado en mi vida!”, relata Angustias García.
“¡No quiero volver a la residencia que nos volverán a pinchar, prefiero quedarme aquí y emborracharme!”, suplica Agapito Lopez.
El negociador de secuestros Sergio Buitrago del cuerpo de operaciones especiales está intentando llegar a un acuerdo con la hostelera. “Para liberar a los vejestorios exigimos que se elimine el toque de queda en todo el país y podamos abrir nuestro local las horas que queramos, como hacíamos antes del bicho [coronavirus SARS-CoV-2 (aclaración del redactor)]”, ha declarado la patrona del local.