China destruye cinco satélites de la empresa de Elon Musk por negarse a aplicar la censura en su servicio de internet. EEUU responde afirmando "con las leyes que hemos firmado en la última década, eso significa una agresión directa al país". Con un complejo sistema, que incluye sistemas manejados por IA, rompe un satélite "oculto" no civil chino. El sistema daña por error un aparato ruso. EEUU pide disculpas y ofrece compensar económicamente a Rusia. Los rusos aprovechan la oportunidad destruyendo un satélite estadounidense y uno europeo porque "estaban sobre cielo interespacial ruso" (sic). Rusia reclama soberanía aérea más allá de los límites hasta ahora aceptados.
Un microsatélite israelí cae antes de llegar al espacio exterior en Japón y mata a una persona. El primer ministro nipón anda bajo en popularidad, al borde de dimitir, y aprovecha el suceso para fomentar un estado de alerta. Como si se estuviese preparando para una guerra. Ganas las últimas elecciones. Aplica una simbólica sanción económica a Israel.
Los satélites "ocultos" son los creados por naciones, con motivos no civiles, y son muy difíciles de detectar. Un puñado de países se pueden permitir uno. Unos cuantos pueden detectarlos. La semana pasada la UE usó uno de este tipo para destruir otro indio. El gobierno indio está analizando qué hacer, pero todo apunta a que retrucará de la misma forma para dar "lecciones" a China. Si se queda de brazos cruzados, puede que China tome nota y también dañe o interfiera en el apartado espacial indio.
En la Luna también se han producido este tipo de agresiones. En algunos casos parecen entrelazarse con otros conflictos. Por ejemplo, EEUU destruyó un aparato chino porque "interfería con sus experimentos". La UE advirtió a China, en lenguaje diplomático, que literalmente mataría a los astronautas chinos que vuelvan a acercarse a sus instalaciones. A su vez, Japón parece particularmente hostil con Rusia, aliados fuertemente en el espacio cercano a la Tierra. Es que Rusia quiere un espacio lunar para los países porcentualmente a lo que son en el planeta. Japón, claro está, se opone. Analistas dicen que no es raro ver países alineados en alguna de las tres zonas (Tierra, espacio cercano, Luna) pero enfrentados en otras.
Mientras tanto, y por suerte, en el planeta las relaciones comerciales siguen casi normales. En las relaciones diplomáticas lógicamente hay tensiones. No se espera, de momento, una guerra o un corte total de comunicación entre los países.