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Cuando los ositos de peluche fueron considerados una mala influencia para los niños [ENG]
En los primeros años del siglo XX, una caricatura del presidente Roosevelt negándose a matar a un oso se convirtió en una oportunidad para un juguetero emprendedor. Pronto los ositos de peluche ganaron mucha popularidad, si bien ciertos comentaristas sociales veían los osos de peluche como algo siniestro: temían que la preferencia de algunas niñas por los animales blandos en lugar de las muñecas humanas se convirtiera en algo que lo consumiera todo, sustituyendo el impulso femenino de criar bebés y, finalmente, condujera a matrimonios sin hijos
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