Despertamos con el artículo del periodista de Ideal, Quico Chirino, en la que nos informa de la fotografía que el alcalde de Lanjarón, Eric Escobedo, se ha realizado con un retrato del dictador Francisco Franco al fondo. Instantánea que fue publicada y posteriormente retirada de las redes sociales.
No es la primera vez que el alcalde de la localidad alpujarreña utiliza simbología franquista. Ya lo hizo en el año 2013 colgando el escudo franquista en sus redes sociales, y en el año 2014 cuando en una revista turística internacional del Ayuntamiento de Lanjarón ensalzaba la figura del “Generalísimo Franco” como visitante ilustre de Lanjarón junto a Federico García Lorca, lo que provocó la petición de la retirada de la revista por “apología del franquismo”.
Desde el Grupo Municipal Socialista de Lanjarón han lamentado que “la obsesión del alcalde con Francisco Franco vuelva a ser noticia, dañando la imagen del municipio en lo que es una actitud impropia de un responsable público en democracia”, y añaden “el blanqueamiento del franquismo nos avergüenza como demócratas”.
El portavoz del Grupo, Raúl Ruiz, ha afirmado que “España tiene una asignatura pendiente con la Memoria, y ni la sociedad ni el estado democrático deberían permitir estas actitudes de un cargo público”.
Asimismo, han recordado el rastro de dolor inmenso que la guerra civil dejó en Lanjarón, donde se sigue buscando a familiares asesinados a manos de los franquistas. Es necesario recordar a 131 víctimas de la guerra. Entre ellas se encontraban el 'maestro Piñar', hombre religioso que levantó la ermita del Tajo de la Cruz. Con toda su familia se ensañaron. Asesinaron a sus hijos Antonio y Blanca (esposa del alcalde Francisco Gálvez, también a asesinado). A cuchilladas arrebataron la vida a su nieto César, hijo de Blanca y Francisco, de 14 años, y finalmente lo fusilarían a él en Granada.
Ensañamiento que también se produjo con otras familias de Lanjarón como los López Mingorance. El padre, Manuel López López, teniente de alcalde socialista de Lanjarón, y sus dos hijos mayores, Félix y Antonio, yacen en el Barranco del Carrizal, Miguel fue asesinado en Torvizcón y José María fusilado en el cementerio de Granada.
Hace unos años se publicaba la investigación de Maribel Brenes, Andrés Fernández y Eusebio Rodríguez “Muerte, Dolor, Silencio. Lanjarón 1931-1945”, donde acreditan la barbarie cometida en Lanjarón.
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