Hace casi exactamente un siglo, el 9 de enero de 1923, Katherine Mansfield murió después de un gran vómito de sangre. Su marido había venido a visitarla al sanatorio de Fontainebleau en el que estaba recluida y Mansfield subió delante de él las escaleras hacia su habitación con tanta impaciencia que sus pulmones enfermos no pudieron resistir el esfuerzo. Esa impaciencia nerviosa contra el infortunio y contra cualquier clase de imposición era un rasgo de su carácter, un principio rector de su vida. Había cumplido 34 años solo unos meses atrás, en octubre de 1922. Llevaba cuatro años enferma de cáncer.
Ayer vi un documental que seguía la vida de unos jóvenes estadounidenses que habían dejado el estrés y la contaminación de la gran manzana neoyorquina para construir una vida orgánica y vegana en el sur de Oregón. Al final del documental, descubrías que ambos llevaban 2 elecciones sin ejercer el voto y lo esgrimían como una mera razón de principios, ya que afirmaban no sentir ningún interés por la política, pese a que montaron la granja con ayudas de subvenciones de tipo estatal.
Desde siempre he enarcado las cejas cuando me encontraba con un ecologista de nuevo cuño, que por cierto, cada vez son más. Creo que todos aquellos que abogan por crear un cambio global con pequeños gestos no son conscientes de que existe un problema de base que destroza sus razonamientos: cualquier intento de resolver la crisis ecológica dentro de un marco burgués debe descartarse como quimérico. El capitalismo es inherentemente antiecológico. La competencia y la acumulación constituyen su propia ley de la vida, una ley que se resume en un mantra inquebrantable por nuestra forma de vivir y las propias leyes: "producción por el bien de la producción".
En una sociedad de este tipo, la naturaleza se trata necesariamente como un mero recurso para ser saqueado y explotado. La destrucción del mundo natural, lejos de ser el resultado de simples meteduras de pata arrogantes, se deriva inexorablemente de la lógica misma de la producción capitalista.
Podemos proteger al lince ibérico, podemos luchar contra las corridas de toros, podemos instalar placas voltáicas, podemos salvar al delfín finlandés y reciclar el plástico, pero esas soluciones, todas loables, necesarias y respetables, van al síntoma, nunca a la causa. Y no sólo son soluciones, son ya negocios que el propio sistema capitalista, voraz como ninguno, ha incluido en su maquinaria. Una maquinaría que además ya ha creado partidos políticos y forma de vida new age que calman nuestras conciencias: las noticias clickbait sobre maltrato animal, el veganismo como forma de transformación social (en un planeta donde el 32% de la población no puede elegir lo que come), la lucha contra el uso de las pieles, la agricultura ecológica, PACMA, la humanización esquizofrénica de las mascotas domésticas, las charlas TEDx, la comida vegana para perros, el comercio "justo", la economía circular...
La única forma de salvar el planeta, es salvar nuestro modo de convivencia. cambiar el sistema. Me fío más de una persona desideologizada por pura ignorancia que de aquel que, tras informarse, renuncia a la lucha social y la cambia, de forma exclusiva, por una lucha únicamente ecologista, sin entender que, de forma directa e indirecta, la principal causa del cambio climático es la desigualdad social, o lo que es su consecuencia: el modelo de consumo.
El 19 de septiembre de 2001, 8 días después de los atentados de las Torres Gemelas, el gobierno de los Estados Unidos, con el permiso y conocimiento de los altos cargos de la oposición, aprueba el plan de espionaje más grande de la historia de la humanidad: la captura de datos por internet, teléfono y móvil de TODOS los habitantes de los Estados Unidos. Con la colaboración de las empresas de telecomunicaciones todas las búsquedas, emails, mensajes de texto, extractos bancarios, pedidos online y llamadas, fueron espiadas. Más de 300 millones de personas a través de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) y la CIA.
Esta medida masiva no se dio a conocer a la población y era completamente ilegal. Los expertos que supervisaron la recogida de datos intentaron que Bush Jr. pidiese permiso a los tribunales para legalizar el espionaje. La respuesta del gobierno fue que los ciudadanos no podían saber que eran espiados porque, lógicamente, dejaría de tener sentido alguno. Ante la propuesta de legalizar el plan de espionaje conforme a la Constitución (algo imposible, por otro lado), los cuatro expertos fueron amenazados por el gobierno y el director de operaciones fue asaltado en su domicilio por agentes de la CIA armados.
Ninguna empresa ni administración tuvo que afrontar cargo alguno por la ruptura total de la ley de protección de datos estadounidense, altamente proteccionista y entroncada directamente con el garantismo constitucional. Ninguna de las denuncias puestas por los clientes de las empresas de comunicación ha provocado condena alguna pese al obvio incumplimiento de los términos contractuales más básicos y elementales de privacidad. El pleito contra la empresa de telecomunicaciones AT&T sigue, 16 años después, en fase preeliminar tras los sucesivos bloqueos de la defensa y la falta de transparencia del gobierno en el aprovisionamiento de documentos oficiales.
Estados Unidos siguió ampliando la red de espionaje por todo el planeta de forma completamente opaca, primero en la fase final del mandato de Bush y luego con la aquiescencia de Barack Obama durante sus 4 primeros años de mandato. Para 2009, se calcula que la NSA podía tener acceso a emails, fotos, datos, mensajes de texto, llamadas y cualquier contenido en redes sociales de MÁS DE 3000 MILLONES DE PERSONAS. Para esta segunda fase contaron con la imprescindible colaboración de Facebook, Amazon, WhatsApp, empresas financieras y de seguridad online y un larguísimo etcétera. No sabemos qué cobraron estas empresas por su silencio, ni cómo. Lo que si se sabe es que el coste del plan de espionaje para 2011 ascendía a la nada desdeñable cifra de 34000 millones de dólares anuales, aunque diversos políticos del partido demócrata ponen en duda estas cifras.
No solo se espió a ciudadanos de a pie, sino que decenas de primeros ministros y presidentes de diferentes potencias fueron espiados, entre los que destacan Merkel, Cameron o Tony Abott (primer ministro australiano). El gobierno de los EEUU, a día de hoy, no ha sabido ni intentado justificar por qué se espiaron las conversaciones telefónicas, emails o mensajes de texto de estos mandatarios. A día de hoy no se sabe si el plan de espionaje de la NSA se ha cancelado porque pese a que el gobierno estadounidense anunció que lo abandonaba en 2015, no ha dado ninguna prueba fehaciente de que así lo haya hecho.
La información salió a la luz gracias al excontratista de la NSA y la CIA, Edward Snowden, quien copió y posteriormente filtró miles de documentos clasificados de alto secreto (top secret). Snowden ha pedido asilo a varios países y actualmente está en paradero desconocido. EEUU ha clasificado la participación de Snowden en el programa de vigilancia PRISM como un «asunto criminal». De no ser por Snowden, cuya historia se cuenta en el maravilloso y necesario documental Citizen Four, nada de esto se habría sabido.
Sé que somos muchos los que ya conocíamos este caso, pero son mayoría los que no se molestaron en bucear en este escándalo de proporciones épicas.
Podéis hacerlo de forma gratuita en YouTube: www.youtube.com/watch?v=1V5HJcHk6A0
Estaba yo ayer de ruta por la montaña cuando, hablando de condiciones laborales, sale muy de refilón el nombre de Lenin. Mi interlocutora, una ingeniera de 30 años pregunta: ¿Quién es ese?
Ante mi asombro decido incluir en la conversación a dos amigas más, de 40 años, ambas con puestos de responsabilidad en una empresa de publicidad y una Big Four. Gente de la que sus padres estarán orgullosos por lo alto que han llegado y lo mucho que ganan. Para mí este dato es relevante.
Pues más de lo mismo, les suena de algo el tal Lenin, pero no saben decir de qué.
Yo monto una pequeña escena, todo de buen rollo, las tacho de ignorantes, pero cómo puede ser, ya se imaginan. El argumento que me dan es que hace mucho que lo vieron en el colegio y se les ha olvidado, pero me piden que siga con este Trivial y les hago más preguntas.
Cuáles son los planetas (en orden desde el Sol): Fallan en el orden, no logran nombrar Mercurio.
Cuáles son las edades de la historia: La Edad de Hierro y la Edad de Piedra, me dicen. Les centro un poco más el tiro, pero me tienen qué decir qué hecho marca el inicio y el fin de cada edad. No lo saben.
Nombrad por turnos ciudades rusas: La primera de ellas no es capaz de decir ni una. Ni una.
Cuál es la capital de la República de China: la misma de antes no logra decir nada. Otra dice Shanghai. La pregunta tiene trampa, pero me preocupa que ni siquiera digan Pekín.
Quién fue Miguel Primo de Rivera: El de La Falange! Bueno, algo les suena, pero del padre no tienen ni idea.
Quiénes eran los líderes de cada país en la Segunda Guerra Mundial: Ronald Reagan!
Más de una hora de despropósitos. Gente con formación universitaria, en puestos intermedios con empleados a su cargo. Me ha dejado pensando en ello desde ayer. Se me pasa por la cabeza que no son ni mucho menos una excepción, que una gran mayoría de gente con formación superior no sabe en qué mundo vive, que ven las noticias igual que las vacas miran al tren, sin entender el desfile de hechos que les exponen. Y les da bastante igual, no son conocimientos que les hagan ganar dinero, no sirven. Me he quedado triste. Somos humanos, joder, se nos presupone curiosidad, interés por el mundo que nos rodea.
En fin, quería compartirlo.
Lo acaba de decir un negro disfrazado de Baltasar en Guipúzcoa. Esto se veía venir, porque era vox populi. ¡El rey estaba desnudo! Es un trago amargo descubrirlo a los cuarenta y tantos años. Y que encima te lo diga un inmigrante negro. Y más cuando hemos estado haciendo el trabajo que supuestamente tenían que hacer ellos (¡Reyes Vagos deberían llamarse!).
Pero no hay motivos para deshacerse en llantos y dejarse llevar por la desesperación. Aunque la verdad haya salido a la luz los hijos seguirán reclamando igual sus regalos y sus paguitas para irse de fiesta y emborracharse los fines de semana. En la era de la posverdad la verdad no modifica sustancialmente los hábitos o el comportamiento de nadie, si acaso los perfecciona.
No recuerdo que descubrir que los reyes eran los progenitores supusiera para mi un problema, porque los regalos llegaban igual, mejoré en cambio la redacción de la carta que hay que dejarles antes de ir a la cama describiendo minuciosamente el objeto de mis deseos y hasta en que tienda se podía adquirir, detalle que no precisa conocer un rey sobrenatural que viene de oriente pero si los papas.
Ni que decir tiene que mantuve el descubrimiento en el secreto más absoluto, tenía diez años pero no era excesivamente tonto, y aunque no lo racionalizara ya intuía que quizás no había necesidad de vapulear las creencias e ilusiones de mis padres por si tal cosa ponía en peligro la provisión de juguetes... ¡Pero ahora que nadie me trae regalos no me importa desilusionar a los lectores! ¡JA!
Amigos padres, lo que los niños quieren son los juguetes, los traigan unos fulanos vestidos de Luis XIV o una rata. Y a no más tardar van a querer vuestro dinero para gastarlo en drog.. en lo que ellos consideren oportuno.
Al principio de la pandemia nos animábamos unos a otros, nos decíamos que venceríamos juntos y, cantando 'resistiremos', aplaudíamos desde los balcones a nuestros sanitarios.
En muchos lugares los vecinos se organizaron para atender a sus mayores; no solo hacerles las compras, sino mitigar su miedo y hasta celebrarles cumpleaños.
Se prometió y nos conjuramos a que nadie fuese abandonado.
Hubo quien comunicó a sus inquilinos que no les cobraría los alquileres hasta que la tragedia hubiese pasado; y en las carreteras fueron visibles autoservicios gratuitos para los transportistas, proporcionados por los hosteleros que, obligados a cerrar sus negocios, aun asi pensaban en ellos.
Era un instinto social: juntos somos más fuertes. Hemos evolucionado como especie en el mundo natural por la fuerza instintiva de la solidaridad. Cuidamos de nuestros enfermos, de nuestros heridos y de nuestros ancianos. Se nos alegra el corazón cuando hacemos lo bueno. Y son ese amor y generosidad lo que nos ha elevado.
Lo que no le place al diablo.
Y vino Vox y nos dijo que debíamos odiarnos.
Recurrió al engaño, la mentira y la manipulación.
Sistemáticamente exageró los errores y fabricó y difundió falsas noticias y bulos y nos llamó al enfrentamiento. Sin sentimiento de culpa ni remordimiento... aunque sean esos odio, vanidad y desprecio, los que siempre nos hundieron en el barro.
Y ahora el diablo está más contento.
Pero lo que ha hecho que superásemos el momento crítico de la plaga ha sido justo lo primero, lo de tendernos la mano y ayudarnos.
Lo del odio es… como la mierda que producimos después que comemos...
Aunque haya quien acapara el papel higiénico, tenemos un país que reconstruir. Y no nos servirá el odio-mierda en que algunos se revuelcan.
Pero sí que lo lograremos con la solidaridad, que nos alegra el corazón, y con la inteligencia de mantener despiertos nuestros cerebros.
Gustave Aklin
Lo de siempre. Madrid + Ayuso + Coronavirus.
No estaría mal tener un censo de Menéame para ver la correlación.
No sé si el Meneante es consciente de la saturación que produce sobre ciertos temas y zonas de España, pero lo de estos meses está siendo criminal.
Cada día 3 o 4 noticias sobre la gestión nefasta de Ayuso en Madrid. Todo el día noticias sobre el coronavirus, muchas de ellas sin sentido alguno, es decir, si nos remontamos meses atrás vemos un patrón, y este patrón no es otro que si la noticia del coronavirus sirve para alarmar nos da morbo, nos gusta y la subimos y la votamos. El resultado es que se suben noticias de indicios que no son nada, de estudios sobre muestras irrelevantes, sobre fármacos que luego no existen, sobre como se especula que una vacuna va a ganar a la de otro país porque "Un científico dijo algo".
Es triste todo esto ya que uno al venir a Menéame espera ver algo un poco distinto del noticiario de Antena 3. Pero parece que hay mucho Antena 3 en nuestro subconsciente, se ha normalizado que el interés informativo sea ese. Nos parece normal estar todo el tiempo hablando del coronavirus, y muy cuñadamente. Eclipsamos otras noticias importantes y el peso de esas noticias que parecen insignificantes ante la avalancha de coronavirus y mala gestión de Ayuso.
Yo creo que se ha sumado una maravilla de combo meneantil:
Desacreditar a la derecha + Madrid + Coronavirus.
¿Cuántas noticias hay que subir para demostrar que Ayuso hace una gestión evidentemente opuesta a la recomendable?
www.meneame.net/story/estados-unidos-india-prensa-mundial-sentencia-ay
Que si que Ayuso es una mierda, que lo dicen todos, que ya lo sabemos.
www.meneame.net/story/rotundidad-alcalde-parla-despues-palabras-ayuso-
Alcalde se mea en Ayuso porque Ayuso es una mierda, pregúntale a 50 alcaldes y 50 noticias como esta tendrás.
www.meneame.net/story/dimite-consejero-alberto-reyero-apelando-unidad-
Dimite un consejero porque Ayuso es una mierda. Pues anda que no hay consejeros que van y vienen en todos los ayuntamientos, provincias y autonomías...
www.meneame.net/story/cinco-puntos-desmontan-comunicado-ayuso
Ayuso es una mierda. Desglosado en 5 puntos.
Y así cada día que pasa.
¿A quién se trata de convencer con tanta noticia insustancial?
Se entiende que es importante lo de Madrid, y el coronavirus y cómo Ayuso lo gestiona pues puede afectarnos a toda España porque al final en Madrid nadie es madrileño y cada uno se mueve por toda la peninsula a propagar descaradamente y sin miramientos cuando la cosa se pone fea.
Pero habrá que tomar mesura y no caer en la repetición morbosa y partidista. Ya sabemos que la señora es una gentuza, ya se han subido noticias evidenciándolo. Cuando pase algo relevante con ella pues a portada si corresponde, pero paren ya de votar artículos que no se hacen por informar sino por atacar y regodearse en la ideología.
3 Motivos por los que Ayuso es la peor alcaldesa de Madrid de la historia.
El sobrino de Ayuso tiene coronavirus.
Ayuso llevó todo un minuto la nariz fuera de la mascarilla.
Ayuso no habla del coronavirus en su entrevista para radioindonesia.
Ayuso come la tortilla con un poco de cebolla. Dicen que le hace inmune al coronavirus.
¿Ese es el Menéame que quieren?
Me gustaba cuando ponía Antena 3 pensar:
Esta noticia la vi en Menéame ya hace una semana...
No han hablado de esta noticia importante que vi en Menéame.
En Menéame lleva saliendo información de este tema toda la semana y en el noticiario solo le dedicaron 10 segundos.
Solo es una observación, que no se ofenda nadie.
Desde hace un año intento junto a mi novia encontrar un piso en el que asentarnos. En este tiempo mi serenidad y paz mental han ido mermando por culpa del bestiario que me ha tocado tratar. Entiéndase bestiario como conjunto de personas con conductas reprochables en materia habitacional, e incluyo aquí al 90% de mi entorno.
Los casos más leves son los de aquellas personas con las que uno trata en el día a día lo suficiente como para que se acaben pronunciando sobre el problema de la vivienda.
La que tiene dos viviendas y alquila una de ellas:
-Si no quieren pagar esos alquileres que se esfuercen y compren como hice yo.
El que pagó la vivienda ya tirando a cara:
-Yo conozco muchos que se van de vacaciones al Caribe todos los años y tienen un iPhone. Luego querrán que les den el piso gratis.
(A mí tampoco me gusta la gente que derrocha el dinero, ojo. Soy un tío austero)
Los que presumen de la situación (a pesar de no pertenecer al grupo de los pudientes):
-Pamplona es una ciudad cara. Aquí hay pasta.
Y, por no extenderme más, aquéllos que simplemente se alegran de que su casa valga más, que quizá piensen en venderla para... comprar otra aún más cara.
Pero me quiero centrar en los que más asco me dan. ¿Por qué dejamos que existan las inmobiliarias?
Vamos a ver. El proceso de comprar casa debería ser algo así: El vendedor sube un anuncio a un portal, yo lo veo y le llamo para visitarlo, me gusta y quedamos en hacer la compra-venta, que se oficializa en una firma ante notario.
Pero lamentablemente es esto otro:
Veo el anuncio y llamo para pedir visita. No me cogen el teléfono. Insisto, me toman datos, ya te llamará el comercial. Pasan dos días. "Ya se ha vendido", o no y me dan hora. La comercial me dice muchas cosas que ya sé:
Esto es la cocina, esto el baño, este barrio está cerca del centro, esta pared se puede tirar y hacer un salón más grande, tiene gotelé.
Luego las mentirijillas:
Entra mucha luz (es Pamplona), el certificado energético estará pronto, los vecinos son muy tranquilos, tengo mucha gente interesada, daos prisa que vuela,...
Le hago la oferta. Se la pasamos al propietario, ya os diré algo. Dice que no le parece suficiente, quizá si pagáis algo en B...
A veces hay suerte y lo vende el dueño. Las visitas duran mucho más, te cuentan todos los defectos, saben responder a todas las dudas. No hay punto de comparación. También son más comedidos con los precios, no piden las barbaridades que piden las agencias de hienas. Son más rápidos bajando el precio si el piso no se vende. Tampoco te miran de arriba abajo, no te preguntan por tu trabajo.
Un agente inmobiliario te atiende tarde, no ha hecho los deberes y no sabe qué hay en el piso, ha puesto de su parte para tirar el precio hacia arriba, después presiona para mantenerlo meses ahí, te presiona a ti para precipitarte en la decisión, acaba cobrándote (de manera directa y/o indirecta) miles de euros no sé por qué servicio.
¿Alguien me puede explicar por qué dejamos que exista un negocio así? A ser posible sin incluir la palabra extorsión en la respuesta. ¿Cómo es posible que existan 46 inmobiliarias en una ciudad que apenas tiene 500 viviendas a la venta?
Supongo que es el signo de los tiempos, mientras una actividad dé dinero se tolera, aunque roce lo delictivo, aunque no haga ningún bien. Me frustra la falta de empatía de la sociedad. Yo tengo ya unos años, y con mis ahorros y mi sueldo puedo permitirme las abusivas cuotas de la hipoteca, pero no concibo que una pareja de veinteañeros empiecen un proyecto de vida con este panorama. Las reglas del juego han cambiado a mitad de partida y les han estafado. Qué pena y qué asco.
Me estreno en este sub, no seáis muy crueles :D
Lo cierto es que me gustaría saber si tenéis experiencias similares en este sentido, os pongo en situación.
Vivo de alquiler en un piso céntrico, un ático luminoso (y algo caluroso en verano, algo frío en invierno, lo normal), de unos 45 metros cuadrados con cocina independiente y bien equipada, salón amplio, despacho/comedor/cuarto extra, dormitorio de matrimonio, baño en suite, vestidor y trastero. Pago cerca de 450 euros con agua y comunidad, todo legal a través de la Junta de Andalucía. Suelos de madera, aire acondicionado en toda la casa, poco ruido...un regalo del cielo, vamos. Y en el barrio que me gusta.
El caso es que tengo muy buena relación con mi casero: yo pago puntual sin fallar ni un día y el arregla todo lo que haga falta, está pendiente y no molesta en absoluto. Una rareza en el mundo inmobiliario.
Estoy planteándome reformarlo y dejarlo más a mi gusto. He calculado que con unos 4000/4500 podría dejar el piso de maravilla, mejorando baño, dormitorio, muebles nuevos, salón nuevo, iluminación, nuevo aire acondicionado, ventanas, puertas, retoques varios... A cambio solo necesito que el casero me haga un contrato al menos a 7 años más, y me rebaje el alquiler de 450 a 400 para que me sea rentable. Hace unos meses le dejé caer que se lo compraba y me dijo que no estaba interesado, pero le dije que le reformaba solo el baño y el mismo me sugirió ampliar el contrato para que yo disfrutase de lo que vaya a poner nuevo. No le dije nada de rebajar el alquiler.
¿Cómo lo veis lo de reformar un piso que no es mio? ¿Cómo se lo planteariais al casero? ¿Tenéis alguna experiencia similar?
¡Gracias!
Supongo que todos habréis visto ya el anuncio de navidad de Ruavieja. Si no es el caso, aquí lo tenéis: Tenemos que vernos más.
El anuncio empieza con las palabras "El uso del móvil se ha triplicado en 6 años", "consumimos más contenido audiovisual que nunca", "el contacto con la gente que nos importa se ha trasladado a las redes sociales". Vamos, el clásico ¡todo el día con el móvil en vez de comunicarnos entre nosotros! Como si los móviles no los usáramos para comunicarnos. Yo mantengo el contacto personal con gente gracias a que las redes sociales me permitieron recuperarlo y los móviles mantenerlos.
Pero no quería hablar de la tecnofobia del anuncio. Venía a hablar de lo que no habla el anuncio. De la principal razón por la que la gente no tiene tiempo para ver a sus amigos y familiares. Las jornadas de trabajo extenuante. A eso no le echáis las culpas, ¿no? Se las echamos a los móviles, que es más "socialmente correcto" criticarlos.
Jornadas laborales de 8 horas diarias. Suponiendo que no tengas que "quedarte un ratito más". La hora y media, con suerte, para comer. Más una media de una hora para ir y volver del trabajo [Fuente]. Sumando nos salen unas 12/14 horas dedicas a la jornada laboral.
Y haber, que yo se que hay que trabajar porque la comida, la energía y las cosas que usamos no se fabrican solas. Pero si la gente no tiene tiempo para ver a sus amigos no es por estar con el móvil. Más bien estamos con el móvil porque no tenemos para ver a nuestros amigos.
Casi la mitad de mis amigos están estudiando oposiciones o ya las estudiaron en el pasado. Y casi todos te dan el mismo motivo para ello. La falta de tiempo que te deja el trabajo en la empresa privada. Ese es el problema. Por eso no nos vemos el tiempo que quisiéramos.
Y estamos en el siglo XXI. Los robots y los algoritmos están trayendo un aumento de la productividad brutal. Tenemos la posibilidad de trabajar menos y aún así producir más que hace una década. En vez de esos, trabajamos más, para ganar menos, mientras las grandes fortunas ganan más [Fuentes: El Mundo, Deusche Welle, Cáritas o Capgemini)
En fin. Renta básica, robots y jornada de 30 horas. O barbarie.
La madrugada de ayer, en León, a eso de las 5 de la madrugada, la Policía rescató a una mujer de avanzada edad que llevaba un día perdida, tras haber fallecido su marido en casa por el coronavirus. Buscaba el hospital para hacerse la prueba, completamente deshecha y desorientada.
Recordemos que en España, más de dos millones y medio de personas mayores de 65 años viven solas y 850 mil de ellas son mayores de 80 años. 3 de cada 5 jubilados están en riesgo de pobreza. Y según el INE, estas cifras se doblarán en los siguientes 20 años. Es decir, 5 millones de personas mayores viviendo solas y si la coyuntura económica no cambia, que no lo parece, vivirán (viviremos) una situación mucho más precaria, por no decir directamente dramática y que alcanza cotas de delirio si profundizamos en países tan desarrollados como Inglaterra, Estados Unidos o Italia.
Aquí, en nuestro país, miles de ancianos no fueron recogidos por familias tras ser dados de alta en hospitales, obligando a las comunidades a asumir su custodia. Desde el Ministerio de Sanidad ya hablan de "práctica habitual". Sucede todos los días en España, muchísimo antes que que se desencadenara la crisis del coronavirus, aunque no lo creáis. Muchos de ellos no son dependientes y son perfectamente conscientes del abandono.
Todas estas monstruosas estadísticas irán a más, por pura lógica cuantitativa, una de las natalidades más bajas del mundo, nuestra pirámide poblacional y la absoluta intrascendencia de los planes de apoyo a la tercera edad en los sucesivos presupuestos estatales.
"Los viejos no venden, los viejos no dan buena imagen. Mantenemos las pensiones (hasta que podamos) y los animamos con el IMSERSO" piensan los que mandan, año sí y año también. Saramago, a su avanzada edad, hablaba ya de esa mayoría olvidada de la que nadie habla, a la que nadie importa. Personas que recobraron cierto protagonismo con la llegada de la crisis por una mera cuestión de sostén en la economía familiar, a través de sus pensiones.
Se combate ética y educativamente contra el racismo, contra el machismo, contra la homofobia, contra la pobreza en el tercer mundo, algo que apoyo fervorosamente, pero nadie combate contra la marginación de nuestras personas mayores.
El coronavirus ha puesto de manifiesto las precarias situaciones de salud en la que viven miles de ancianos en las residencias de ancianos. Residencias que han sufrido como nadie, los recortes de la sanidad y de apoyo social a lo largo de estos últimos 10 años. Pero esto trasciende ampliamente al horror de las residencias.
El otro día en la SER escuché los testimonios de los bomberos sacando cadáveres de viviendas unifamiliares y el testimonio de uno de ellos me dejó petrificado: "Que no se me entienda mal, lo que está ocurriendo ahora es un desastre, pero yo llevo más de 10 años sacando cadáveres todas las semanas. Personas mayores que mueren solas y olvidadas existen desde hace mucho, pero ahora con el COVID esto vende. El Ayuntamiento encargó un estudio con el que colaboramos, pero las cifras eran escandalosas y el estudio se fue al limbo".
Y luego hay otra estadística a la que muy poca gente atiende: según Cáritas, un estudio realizado en colaboración con los servicios funerarios de la Comunidad de Madrid revelaba que, en 2014, 1 de cada 6 personas mayores de 85 años eran enterradas solas y 2 de cada 5 lo hacían con una presencia de menos de 5 personas al sepelio. Puede parecer una tontería pero no lo es. La red familiar, emocional, vital, no es que falle, es que en muchos casos no existe. Es como si al llegar a cierta edad, ellos dejaran completamente de contar para nada.
Todos seremos viejos algún día, bueno, los que tengan la suerte de llegar. Nuestras opiniones, emociones y esperanzas deberían valer tanto como lo valen ahora y no solo durante el mes electoral. ¿Conseguiremos que algo cambie para cuando lleguemos a 2050 y hayan en España el doble de viejos de lo que hay hoy y sea completamente insostenible pagar las pensiones?
No se puede ser feliz sabiendo que existen Auschwitz y las películas de Zack Snyder. Y que todo eso se repite fractalmente en multitud de lugares a través del espacio y el tiempo. Vivimos en el peor de los mundos. Casi todo esta mal. Por lo tanto la idea de que la felicidad es un estado mental también esta mal porque significa que borramos Auschwitz de nuestra memoria, o peor que convivimos felizmente con esa memoria. La búsqueda de la felicidad como una constante en la vida por medio de la introspección, la filosofía, la mística o un negocio multinivel es patológica, crea autistas desquiciados que sólo saben dar la chapa con entelequias de baratillo. El universo es fascista. La vida es una cosa horripilante llena de asesinos que se van comiendo unos a otros y se transforman de chapuza en chapuza evolutiva mientras generan algún acierto emocionante como el clítoris o los bigotes de los gatos. Son estas cosas a las que hay que agarrarse para aturdirse a través de fugaces alegrías, que es lo máximo que se puede obtener entre catástrofe y catástrofe en este universo de espanto y horror: la drogas, el sexo, los viajes, el consumo de arte y aparatos eléctricos, las orgías, las cenas con amigos, un día de playa, una buena película de un buen director.
El Partido Popular ha perdido más de la mitad de sus diputados en solo 3 años, pasando de ser la fuerza más votada con 137 escaños (2016) a bajar a solo 66. Para entender este resultado a nivel histórico hay que tener en cuenta que en 1982, bajo el nombre de Alianza Popular, consiguieron 107 diputados y desde entonces no habían bajado nunca de 100 escaños. Y hace solo 8 años, en 2011, consiguieron una mayoría absoluta con 186 diputados.
Ante estos resultados es difícil justificar que el resultado de las elecciones no haya sido desastroso para el partido. Sin embargo, hay que tener en cuenta cuál ha sido la clave del éxito del PP durante todos estos años. Tras la caída de UCD, Alianza Popular fue capaz de aglutinar a todas las fuerzas de derecha. Primero en coalición con el Partido Demócrata Popular y el Partido Liberal y, posteriormente, como un único partido (el Partido Popular) en el que convivían neoliberales con conservadores.
Al no tener a ningún partido a la derecha, fue capaz de intentar seducir al votante de centro en varias elecciones, aunque sin dejar de satisfacer al votante conservador. Al tener todos los votos aglutinados en un único partido sus resultados eran bastante eficientes, sobre todo en circunscripciones pequeñas. Y así fue hasta 2015, cuando surge Ciudadanos (neoliberal), y 2019, cuando surge Vox (conservador). Si ambos partidos se hiciesen fuertes, el Partido Popular, que tradicionalmente ha sido una mezcla de ambas ideologías, dejaría de tener claro su lugar político.
Cuando se producen las elecciones internas del Partido Popular, en verano de 2018, ya había comenzado a surgir Vox como fuerza emergente, mientras que Ciudadanos ya estaba consolidado. El partido tenía que elegir entre una cara 'nueva' como Pablo Casado, con un discurso cargado de ideología y cercano a Vox, y una vieja conocida como Soraya Sáenz de Santamaría, con un enfoque más moderado (evitando temas polémicos como el aborto), tecnócrata y más cercano a Ciudadanos.
La debacle electoral parece significar que el partido se equivocó en su elección, pero también se pueden sacar otras conclusiones:
El votante de derechas, bastante pragmático, es probable que deje de votar al tercer partido (Vox) para votar a uno de los dos primeros para no fragmentar más el voto. Y más siendo un partido no consolidado al que la gran mayoría de sus votantes solo le han votado una única vez (o dos en el caso de Andalucía). Muchos de esos votos volverán al Partido Popular, que es el más cercano ideológicamente a Vox. Estamos en un escenario tan inestable que este cambio se puede producir en el plazo de un único mes: en las elecciones autonómicas y municipales.
La estrategia del PP parece ser la misma que en los 80: aglutinar el voto de toda la derecha. Ciudadanos ha conseguido consolidarse como partido, por lo que el Partido Popular ha puesto el énfasis en que Vox no lo haga. Su estrategia vuelve a ser tratar de conquistar la derecha para que, una vez que no tenga ningún partido a su propia derecha, poder ir ganando terreno hacia el centro.
El poema, titulado 'De monjas a diputadas', fue dedicado por un juez a Tania Sánchez e Irene Montero, y le valió una condena a abonar a ésta última 70000 euros por las expresiones supuestamente machistas, injuriosas y denigrantes que contenía. Y su texto era el siguiente:
“Cuentan que en España un rey / de apetitos inconstantes / cuyo capricho era ley / enviaba a sus amantes / hacer de un convento grey. / Hoy los tiempos han cambiado / y el amado timonel / en cuanto las ha dejado / no van a un convento cruel / sino a un escaño elevado. / La diputada Montero / ex pareja del 'Coleta' / ya no está en el candelero / por una inquieta bragueta / va con Tania al gallinero”.
Ahora la Audiencia Provincial ha revocado la sentencia y absuelto al autor del poema. Y lo hace con los siguientes razonamientos:
-El objeto principal del poema no era Montero, ni su condición de mujer. Era criticar la omnipotencia de Iglesias en Podemos, y su ilimitada capacidad para ascender a los amigos y hundir a los enemigos. Sean parejas, amigos o personas a quienes considere útiles porque pueden hacerle favores, los bendecidos por Iglesias alcanzan los cielos de Podemos independientemente de su mérito o capacidad.
-En coherencia con lo anterior, la endogamia no se identifica necesariamente con el machismo. Hay mujeres poderosas que enchufan a sus maridos, hombres poderosos que enchufan a sus mujeres y miles de enchufes originados por causas no sentimentales. El autor del poema quería denunciar esa endogamia, y el hecho de que las enchufadas usadas como ejemplo fuesen parejas del líder era meramente circunstancial. Como dice la sentencia:
“Los referidos versos claramente pretenden hacer una crítica sarcástica de la correlación que, entiende el autor, existe entre las relaciones personales del secretario general del partido político al que pertenece la actora y el trato y posición que reciben en el partido las personas que con él se relacionan sentimentalmente”.
-Criticar la endogamia en un partido político está especialmente amparado por el derecho fundamental a la libertad de expresión, pues nos encontramos ante un asunto de singular trascendencia pública, y en esos supuestos la libertad de expresión goza de un plus que permite ejercerla de un modo extraordinariamente amplio. Si un ciudadano cree que un partido no funciona adecuadamente, tiene derecho a decirlo. Si considera que en el partido se asciende por la amistad personal con el líder, tiene derecho a decirlo. Si cree que la capacidad de un dirigente es limitada y que está ahí por ser pareja del líder supremo, nadie puede prohibirle que lo exprese.
Lo único que no podrá hacer es insultar de forma directa, pero sí usar un lenguaje ácido y con mala leche, pues “la libertad de expresión no solo ampara expresiones u opiniones inocuas” sino también “expresiones mordaces, molestas o desabridas”.
Lo contrario implica blindar a los responsables políticos frente a las críticas, algo incompatible con cualquier sistema democrático. Así que alegro de que haya imperado la cordura y se haya desecho la censura que impuso el juzgado de primera instancia.
(A modo de anécdota, me deja perplejo que, entre sus alegaciones, Irene Montero afirme que el autor del poema violó su intimidad al hablar de su matrimonio, como si no fuese algo conocido por todos los españoles. Así, la Audiencia Provincial rechazó este argumento aduciendo que el hecho de que Montero sea “pareja sentimental del secretario general del partido político al que pertenecen ambos es un hecho notorio”. Y me alegro de que haya sido así, pues de haber imperado el criterio de Montero, los demás no podríamos criticar a partir de ahora que en una Administración cuyo director general es del Opus, todos los cargos intermedios nombrados por él también lo sean, ya que según Montero estaríamos violando su intimidad).
En un reciente meneo #1 salió una gráfica con la evolución de los matrimonios civiles desde 1976 a 2018. Se observa que desde el fin de la dictadura hay un incremento constante de las bodas civiles, que toma la forma de montecito, hasta el feliz primer periodo de la era aznariana (1996-2000) donde se alcanza una meseta. Puede uno imaginarse la clase de progres y viejos izquierdosos que iban haciendo ese montecito hasta mediados de los noventa, hasta que llega la meseta, que tiene sentido en aquel periodo en el que hay menos crisis y tenemos a la derecha boyante, en plena reconquista cultural. Pero a partir del inicio del segundo periodo aznariano, se supone que todo iba va igual de bien, la gráfica debería haberse estabilizado por lo menos, sin embargo los matrimonios civiles suben abruptamente. Desde entonces suben todos los años con la pendiente de una montaña. Un salto así es muy extraño justo en los años (2000-2001) en los que a la derecha le iba mejor que nunca, el resto de ideologías había muerto y la historia había llegado a su fin.
Diez años antes aparece Internet. A mediados de los noventa teníamos a miles de usuarios enganchados. Y a finales del milenio millones entramos en tromba con nuestros cacharritos y tarifas planas. Antes de la irrupción de Internet pocas relaciones permitían largos e intensos debates morales o filosóficos, porque son intercambios de opiniones sobre cuestiones trascendentes de la existencia que pueden degradar nuestra vida social. La mayor parte de relaciones las necesitamos para fines más mundanos y perentorios, y nos conviene ser comedidos y políticamente correctos con el fin de no estropearlas. Así que la gente se enviaba postales de contenido telegráfico sobre lo bien que se lo pasaban en Torremolinos, y si acaso cartas de amor algo más largas. No existían intercambios epistolares filosóficos #2. Tampoco existía sustrato filosófico en los medios. Ahí se trabajaba con unas ideas hegemónicas que no habían variado tanto desde el nacionalcatolicismo. Los relatos modernos o posmodernos que venían con "la democracia" habían empujado a los medios hacia una deriva gatopardiana trapacera: la "prensa rosa" y las "tertulias del corazón" sustituyeron a los sermones dominicales de los curas para aleccionar con la misma moral, y a la vez mantener a los mismos ídolos: Dios, el rey y los tronistas.
Ahora con Internet y las redes sociales se dice que cada uno se encuentra dentro de su burbuja ideológica, pero eso no es tan así. Navego al albur de IAs y algoritmos tontos que intentan ofrecerme contenido relacionado con mis búsquedas pero no siempre con mis gustos. Si buscas a Dios igual te salen contenidos sobre ateísmo dentro de los resultados de la búsqueda. Entonces tienes que decirles a los ateos que están equivocados, y se lo dices porque puedes, porque no corres el riesgo de degradar relaciones que necesitas para otros menesteres. Tienes más libertad para evangelizar y decirle a la gente como son las cosas. Y el ateo puede leernos y puede que nos preste atención y nos responda, algo que no pasa con las figuras de la televisión (mi abuela creía que si... pero eso es otra historia). Y ahí empieza la movida: los flames, las "redes ardiendo" y todas esas cosas buenas que tanto nos enojan. Ese es un debate innecesario y hasta peligroso para la mayoría de la gente que vive apiñada dentro de superburbujas donde la opinión esta modulada por la supervivencia y la información dominada por medios unidireccionales, sin embargo es un debate que existe en Internet a una escala nunca alcanzada en la historia.
Pienso que todo eso tiene relación con el auge de las bodas civiles y el declive de las religiones tradicionales. Las religiones fueron las primeras víctimas de Internet #3 porque resisten mal la información y mucho peor los debates. Era muy fácil atacarlas incluso con fakes más verosímiles que ellas #4. Pero igual pasa con otras muchas ideologías más modernas y sofisticadas.
EL CIRCO
El circo fueron nuestras grandes ideas y esperanzas. Casi siempre hemos ido tirando de él para que no se desmadre la cosa. La religión llamaba a la serena aceptación de nuestra miseria en esta vida prometiendo a cambio una situación mucho mejor en la otra, el liberalismo prometía una situación de riqueza futura con términos cursis como el "american dream" (no mucho peor que el "welfare state" de la socialdemocracia), el socialismo postulaba futuros eventos emergentes como la "conciencia de clase" que llevarían a una revolución donde todo el mundo tendría pan. Generaciones de pobres se han machacado mansamente sin poner en peligro los sistemas en pos de esos mitos esperanzadores. La casta de intelectuales (sacerdotes, showmans, youtubers, etc) agitaban el circo delante de la plebe y el sistema se mantenía a base de carne de cañón convencida. Pero el circo se nos desintegra ¡Tenemos demasiados youtubers!. La gente mantiene la religión como si fuera una pieza de arte antiguo, no creen en sus relatos ni en su doctrina, con el socialismo ha pasado otro tanto, últimamente sirve para poner pegatinas de estrellitas doradas en los patinetes eléctricos, y los sueños liberales de prosperidad individual son arruinados por cualquier tosecilla del planeta.
Ahora nos quejamos de los bulos, pero eso es porque tenemos formación y medios para reconocerlos e interés y posibilidades para combatirlos. Antiguamente con pocos medios de comunicación controlados por muy pocos, sin herramientas de conocimiento instantáneas y mediante lo efímero de la oralidad la gente los propagaba mucho mejor, y de esa manera se formaban los mitos y se establecía el circo. En aquellos entonces calaban bulos muy naifs como que un monarca motero apatrullaba la ciudad ayudando a automovilistas en apuros, o que había sido elegido democráticamente, incluso que paraba golpes de Estado. Entonces pudimos elevar al rey a un estado de casi santidad. Ahora sabemos que es un golfo millonetis, y el nuevo rey poco más que un youtuber de escaso éxito. Y nos pasa a todos. Hoy en día escribes un artículo diciendo como son las cosas e inmediatamente aparecen un montón de cuñados cuestionándolo ahí debajo ¡Tenemos demasiados cuñados! La sempiterna tía del wasap no puede hacer correr los bulos con tranquilidad sin que surja un sobrino avisando de que ha enviado información falsa. El sustrato donde se ha de fijar el mito lo cuestiona todo, y de esa forma somos incapaces de crear un circo con el que tener aglutinado a su alrededor a un colectivo manso y colaborador.
EL PAN
Pero también se puede mantener un sistema repartiendo bocadillos. Esto no parece tan épico como lo que nos cuentan las leyendas cristianas, liberales o socialistas, no habrá un Che, un Tony Stark o un San Epifanio de Antioquía en la construcción del circo posterior en los términos de sus relatos heroicos, pero a la antigua Roma no le fue tan mal, de entre los pueblos que la rodeaban Roma era de lo mejor que había en su momento, allí el cura annonae, repartir pan entre la plebe, se mantuvo a lo largo de casi toda su historia y es de suponer que fue apoyo y herramienta de agentes políticos. Y cuando digo pan, digo euros en forma de renta básica universal, ahí tenemos una idea desde la que se puede "hacer pueblo" y por lo tanto "sistema" frente al caos y la barbarie. Lo único que puede funcionar a un nivel similar sin hacer tanto gasto, además de los restos de los sueños liberales que se comerá el virus, es el nacionalismo. Sin embargo usar nacionalismo demasiado tiempo es como tratar de nutrirse sólo de vodka, te deja ebrio y enfermo, como mucho te hace el apaño en una guerra, otro circo en el que tampoco quiere meterse nadie.
Parece ramplón mantener aglutinado al pueblo a base de euros, sin embargo colectivos importantes a la hora de defender sus sistemas y generar ideología han crecido desde materias y situaciones muchisimo peores como, por ejemplo, el carbón y su minería. Y tampoco es algo que no hayamos estado haciendo con el dinero: bloques de pirámides clientelares que apilan gente con ocupaciones dudosas (sacerdotes, monjas, amas de casa, agregados culturales, toreros, guías de centros de interpretación, asesores de alcaldes, gestores de pobreza y conflictos, etc) son regados constantemente con el dinero del gobierno, de partidos políticos, de sectas, empresas, mafias y burgueses opulentos y hacen de dique de contención contra todo cambio que pueda poner en peligro al sistema. Mediante el circo y sosteniendo las pirámides a base de dinero el sistema sobrevive. Pero los circos se desintegran y con las sucesivas crisis las pirámides se deshacen desde su base dejando caer a los que se adherían a ellas sobre el incomensurable sustrato de pobreburgueses con hambre pero con conocimientos. No se les ve muy dispuestos a conformarse con más esperanzas.
menéame