Explicación sobre la inviolabilidad del Jefe del Estado en la Constitución Española y otras constituciones, y sobre cómo Rajoy y Rubalcaba pactaron dar a Juan Carlos I una impunidad mucho más allá de la que la Constitución establecía.
Estos días estamos escuchando un encendido debate entre PP y Vox (que defienden literalmente el DERECHO DE MANIFESTACIÓN de quienes protestan contra el Gobierno en La Castellana) y los partidos de izquierdas que cuestionan la responsabilidad de dichos manifestantes al aglomerarse en zonas concretas generando un peligro de contagio. Como vemos, todos los agentes políticos admiten que lo de La Castellana y otras zonas son MANIFESTACIONES. Pero ¿cómo regula la legislación española el derecho de manifestación?
Las condiciones para el ejercicio de este derecho fundamental se establecen en la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión, que es aplicable tanto a las concentraciones (estáticas) como a las manifestaciones (dinámicas). Su artículo 8 dice que:
La celebración de reuniones en lugares de tránsito público y de manifestaciones deberán ser comunicadas por escrito a la autoridad gubernativa correspondiente por los organizadores o promotores de aquéllas, con una antelación de diez días naturales, como mínimo y treinta como máximo. Si se tratare de personas jurídicas la comunicación deberá hacerse por su representante.
Cuando existan causas extraordinarias y graves que justifiquen la urgencia de convocatoria y celebración de reuniones en lugares de tránsito público o manifestaciones, la comunicación, a que hace referencia el párrafo anterior, podrá hacerse con una antelación mínima de veinticuatro horas.
Por ende, para la válida celebración de cualquier concentración o manifestación es preciso que se comunique formalmente a la Delegación del Gobierno, y la omisión de tal requisito habilita a las Fuerzas de Seguridad para disolverla y sancionar a sus convocantes ¿Con qué sanciones? Aquí debemos acudir a la Ley Mordaza, también conocida como Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de protección de la seguridad ciudadana. Su art. 37.1 califica como infracción leve:
La celebración de reuniones en lugares de tránsito público o de manifestaciones, incumpliendo lo preceptuado en los artículos 4.2, 8, 9, 10 y 11 de la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, cuya responsabilidad corresponderá a los organizadores o promotores.
Y si se niegan a disolver la manifestación una vez que los agentes de la autoridad se lo requieran, entraremos ya en la infracción grave del art. 36.7, es decir, La negativa a la disolución de reuniones y manifestaciones en lugares de tránsito público ordenada por la autoridad competente cuando concurran los supuestos del artículo 5 de la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio.
En cuanto a las sanciones, el art. 39.1 dispone que Las infracciones muy graves se sancionarán con multa de 30.001 a 600.000 euros; las graves, con multa de 601 a 30.000 euros, y las leves, con multa de 100 a 600 euros.
Por ende, celebrar reuniones o manifestaciones sin comunicación previa a la Delegación del Gobierno es ILEGAL, máxime cuando se repiten todos los días. A este respecto, recuerdo que en el 15M murciano nos pasábamos la vida redactando comunicaciones de reuniones o manifestaciones y remitiéndolas a la Delegación del Gobierno, porque éramos conscientes de las consecuencias legales de no hacerlo.
Pero parece que hay gente por encima de la ley. Si un grupo de estudiantes o de trabajadores que protestan por un ERE realizan una manifestación no comunicada, serán inmediatamente disueltos y lloverán las multas. Sin embargo, si en esa manifestación está el hijo del presidente del Consejo de Administración de la multinacional X o el hijo de la duquesa Menganita, las cosas cambian. En España sigue habiendo vacas sagradas y nadie se atreve a tocarlas. En España, lamentablemente, la ley no es igual para todos.
Por cierto, llama la atención la hipocresía de quienes ahora asocian derecho de manifestación con movilizaciones no comunicadas y las defienden, mientras hace unos años despotricaban contra los perroflautas que invadían las calles ante la inacción de la policía.
Desde hace unas semanas, cada vez que uno de mis artículos o relatos cortos llega a portada, recibe uno o dos comentarios (generalmente de usuarios del sector derechista de meneame) que se preguntan si cada texto engendrado por mí alcanza necesariamente la portada por esa simple paternidad. Lanzan infundios intolerables sobre una supuesta connivencia entre los @admin y yo para que, saltándonos los algoritmos de meneame, mis creaciones siempre lleguen a portada.
Ante tan sucias acusaciones, debo desmentir cualquier contubernio entre la administración de meneame y yo. Los artículos llegan a portada porque la gente los vota, y ello pese a contar con el sempiterno negativo de @Bat00lo y de otros más ocasionales como el de @silvialibertarian y el resto de usuarios neocons de meneame. Y, si bien es cierto que los @admin son inocentes, debo reconocer que mi motivación a la hora de escribir los artículos es espuria. En efecto, con mis artículos pretendo devaluar la calidad de meneame de un modo drástico, a fin de que su precio de mercado acabe reduciéndose a 1 euro. En ese momento se la compraré a @dseijo y entonces la resucitaré devolviéndole su gloria de antaño y convirtiéndola en mi trampolín para ser presidente del país.
¿Existe alguna forma de abortar mi macabro plan? Sólo una: BUSCARME NOVIA. Disfrutar de las mieles del amor es el único estímulo lo suficientemente intenso como para apartarme de mis oscuras intenciones. Así que los usuarios que se quejan de la presencia de mis artículos en portada, ya saben lo que deben hacer si desean dejar de verlos. Si se atreven a iniciar tan ardua misión, y partiendo de que sé que la inmensa mayoría de ellos son profundamente de derechas, debo hacerles las siguientes advertencias:
-Pedid una buena porción de la Caja B del PP (o si sois de Vox o C´s, preguntad a vuestros partidos al respecto). Buscarme novia es una labor titánica que requiere contratar a una legión de sociólogos, investigadores privados y otros profesionales capaces de encontrar a una mujer capaz de aguantarme y a quien además quiera aguantar yo.
-Las pijas me aburren hasta el infinito, pero las chicas místicas me encantan. Sé que en los círculos conservadores cada vez hay menos de ese tipo, pero si encontráis a una como La Regenta en su etapa de idilio espiritual con el Magistral, me conquistáis.
-Tiene que ser una chica capaz de aceptar que, si la boda de su hermana es en junio, su novio asista a ella con bermudas y camisa por fuera.
-Debe ser una chica capaz de tolerar que, en cualquier festividad o evento de masas, su novio se niegue categóricamente a pisar el centro de la ciudad hasta que acabe, y dedique esos días a pasear por las calles más apartadas del extrarradio de la ciudad.
-Ha de aceptar que su novio diga lo que se le pase por la cabeza en los lugares y momentos más inconvenientes, sin importar la solemnidad del evento.
-Hay ermitaños que me consideran un sujeto demasiado poco sociable.
-Tened en cuenta que si la cosa sale mal mi venganza será terrible y escribiré un artículo por día hasta que @dseijo me venda la página a un euro.
La doble moral norteamericana en todo su apogeo. Programas que pixelan las bocas de los actores cuando pronuncian una palabrota o cuando hacen una peineta pero que te dejan enteritas las escenas de violencia física y asesinatos que tienen lugar a continuación. Organismos públicos que censuran un pezón en la Superbowl pero que pasan por alto programas de accidentes de coches en horario infantil.
El guionista de "12 años de esclavitud", una película notable, pero sobrevalorada, dopada para los Oscar, maniquea y fría, sin matices ni grises, sobre la esclavitud en los EEUU del siglo XIX, ha denunciado "Lo que el viento se llevó" como una glorificación de la esclavitud durante la Guerra de Secesión. Creo que "Lo que el viento se llevó" es una película de un valor artístico y cinematográfico que esta fuera de toda duda y es, además, la película más vista de la historia del cine. En los 70, el American Film Institute la eligió la mejor película norteamericana de toda la historia, una absoluta aberración, porque ni mucho menos merecía tal consideración, pero es una gran película y su poso ha quedado en la memoria de varias generaciones. Yo la veía cada Navidad en TVE desde mi más tierna infancia (la ponían TODOS LOS AÑOS sin excepción) y jamás concebí los EEUU de la Guerra de Secesión como un paraíso para los negros, más bien todo lo contrario.
Esta película de Fleming y Cukor es la interpretación, falsa y edulcorada, de una época terrible, pero sigue siendo historia. Historia del cine, historia del arte y también, historia de la época en la que fue rodada, no solo de aquella época sobre la que trata el film.
Tiene actuaciones magistrales y permitió a una actriz negra ganar el primer Óscar (aunque Hollywood no le permitió ir a recogerlo).
Más allá de todo esto, el arte no puede ser tratado como el nombre de una calle a un genocida, porque es, eso, arte. No puede ni debe coartarse. Hasta los documentales de Leni Riefenstahl glorificando el nazismo tienen un valor cultural incalculable. Una película no debe censurarse jamás, porque tú puedes elegir si quieres verla o no y revela precisamente todo aquello que no debe repetirse. Me provoca bastante asco escuchar a John Ridley decir que "Al menos las cosas están cambiando. 'Titanic' es la película favorita de los millennials, 'Star Wars' la de la generación X, pero desgraciadamente 'Lo que el viento se llevó' es la de los 'baby boomers' y especialmente la de los republicanos". Pues mire usted, caballero, Titanic es una puta mierda sobrevalorada, Star Wars es un pastiche mercadotécnico (opinión muy personal, perdónenme los fans) y ahora usted viene a pedir la censura de una obra de arte porque un policía ha sido grabando matando a un negro, cuando su país lleva siendo racista desde el mismo día de su fundación.
Decía García Lorca que tratar de cambiar el arte para que cambie el mundo es una absoluta aberración, propia de las mentes más cerradas e ignorantes. Es el mundo el que debe cambiar para que cambie el arte. Prohibir a la gente analizar la visión que la gente tenía (o quería tener) de una época terrible, es cerrar las puertas a entender las causas de aquellos problemas con los que queremos acabar. Tan peligroso es un racista como aquellos que cortan las alas del arte. De hecho, en esencia, son prácticamente lo mismo.
Pocas cosas hay más terribles que esas personas que creen que la gente no debe exponerse a lo terrible, para entender que lo es. El macartismo bueno no existe.
Enlace a la noticia:
HBO Max retira "Lo que el viento se llevó" de su catálogo por racista
cinemania.20minutos.es/noticias/hbo-max-retira-lo-que-el-viento-se-lle
Es muy posible que, en cuestión de días, tengamos por fin ese Gobierno progresista de coalición que millones de españoles deseamos tras las elecciones de abril y noviembre del pasado año. Soy consciente de la correlación de fuerzas nacional, europea e internacional, y de ese Gobierno espero, pues, pocas cosas. Una es que frene el deterioro que han sufrido las condiciones de vida de las clases populares y medias durante los muchos años del PP. Otra es que defienda la dignidad de los votantes del PSOE, Unidas Podemos y las demás fuerzas que van a hacerlo posible.
No quiero que el Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se amilane lo más mínimo ante el intenso bombardeo que va a sufrir, que ya está sufriendo antes incluso de su nacimiento, desde las poderosas baterías mediáticas de la patronal, el cardenal Cañizares y el eternamente excitado Trifachito. Este es el Gobierno legal y legítimo que corresponde a la composición del Parlamento resultante de dos citas consecutivas con las urnas. No me gustaría que ofreciera la otra mejilla para que también se la abofetearan; me gustaría que devolviera golpe por golpe. Dialéctica, política, institucional y judicialmente.
No me incluyo entre aquellos que se dicen progresistas pero adoptan la agenda y el lenguaje de la derecha cual si fueran las Tablas de la Ley. En cuanto a la agenda, no tengo el menor problema en decir que hay asuntos que me preocupan más que el conflicto en Cataluña. La pobreza, la falta de vivienda, las listas de espera sanitarias, la violencia machista, la contaminación atmosférica y los desastres provocados por el cambio climático matan a diario a mucha gente en la España de hoy. En cuanto al lenguaje, me importa un comino que las derechas –y la izquierda acomplejada– llamen demagogia al hablar y escribir en román paladino.
La absoluta corrupción del lenguaje es hoy una asignatura troncal en la formación de cualquier líder de la derecha extrema y la extrema derecha. El fenómeno nació en el Estados Unidos de los años 1980, cuando unos gurús y propagandistas muy cínicos tildaron de revolución al conservadurismo de Reagan y Thatcher. Aznar lo importó a España y ahora sus cachorros Abascal, Casado y Arrimadas se proclaman adalides de la libertad. No se veía semejante desfachatez desde que el general Franco se jactaba de no meterse en política apoltronado en el Palacio de El Pardo.
Abascal, Casado y Arrimadas, tanto monta, monta tanto, no creen en otras libertades que aquellas que permiten al multimillonario serlo aún más a costa del resto de la ciudadanía y al nacionalista español colocar en su balcón la bandera rojigualda. Para todo lo demás, el cavernícola Trío de Colón prescribe las porras de los antidisturbios, las multas de la Ley Mordaza, las mazmorras de Torquemada y otros bien engrasados instrumentos del Estado autoritario.
Estos días, Abascal, Casado, Arrimadas y sus cómplices están empleando otro de los clásicos contemporáneos de la corrupción derechista del lenguaje: la de llamar fascista al antifascista, nazi a la progresista y así sucesivamente. En la cuenta en Twitter de un tal Teófilo Amores Mendoza, concejal ultraderechista de Cáceres, se ha llegado a proponer que Pedro Sánchez (llamado el felón) y su esposa (la felona) sean ahorcados y colgados boca abajo como Mussolini y Clara Petacci. Y, también en Twitter, Rosa Díez, que tiempo atrás decía ser socialista, ha emparentado la traición de Pedro Sánchez con lo que hicieron los nazis en sus campos de exterminio. En la lengua de Cervantes, al fanatismo de Rosa Díaz se le llama la fe del converso.
La lengua de Cervantes es maravillosa, para cada cosa tiene su palabra o expresión. Una cosa son los disturbios, otra la rebelión, otra la revolución, otra el separatismo, otra la desobediencia… En esta lengua –y también en las demás–, un golpe de Estado es el derrocamiento de un Gobierno por la fuerza, generalmente la de las armas. O sea, lo que hizo Napoleón el 18 de Brumario, lo que hicieron Franco y los militares del 18 de julio de 1936, lo que les salió bien a Pinochet y Videla en 1973 y 1976 respectivamente, lo que no les salió a Tejero y Milans el 23 de febrero de 1981… Un golpe de Estado tiene, por supuesto, su técnica. En primer lugar hay que lanzar una intensa campaña de satanización del Gobierno, para que una parte significativa de la población perciba el golpe como un gran servicio a la Patria.
Pues bien, las palabras y el tono de la campaña propagandística iniciada por las derechas españolas contra un Gobierno que ni tan siquiera ha llegado a formarse tienen un indudable tufo golpista. Según ellos, la situación de España es apocalíptica y Pedro Sánchez, un amigo de los etarras, un cómplice de los separatistas catalanes, un socio de los bolivarianos, un traidor en definitiva.
La traición de Sánchez, según el relato de las derechas, es doble. En primer lugar, haber pactado con Unidas Podemos lo que en realidad es un modesto programa socialdemócrata: actualización de las pensiones según el IPC, mejora paulatina del salario mínimo, intento de reducción de los precios de la electricidad y los alquileres, ligero incremento de los impuestos para aquellos que ganan más de 130.000 euros al año… Hace falta estar chalado para pensar que cualquiera de esas medidas es leninista, bolchevique o comunista. Pero para la oligarquía cuyos intereses defiende el Trío de Colón dejar de ganar un céntimo ya es el fin del mundo.
En segundo lugar, Sánchez ha cometido el crimen de dialogar y negociar con ERC, y eso solo ya es lo más diabólico que pueda concebirse. Lo estrambótico es que lo diga el casi extinto Ciudadanos, al que le gusta llamarse centrista y defensor de la Transición, y no parece tener ni pajolera idea de que su admirado Adolfo Suárez pactó con Tarradellas el restablecimiento de la Generalitat republicana.
Por lo que sabemos, ese acuerdo del PSOE con ERC propone que un eventual acuerdo surgido de una mesa en la que se sienten los gobiernos estatal y catalán sea sometido a consulta popular en Cataluña. ¡Pues claro! Piensen antes de desenfundar: ¿no fueron consultadas las poblaciones afectadas por la decisión de que Andalucía accediera a la autonomía por la vía del artículo 151 (1980) y por la reforma del Estatut catalán de los tiempos de Zapatero (2006)? ¿Dónde está escrito que un referéndum solo pueda versar sobre la independencia?
Sigo con inquietud las elucubraciones de nuestras derechas. Como dije, las percibo como el comienzo del argumentario de un futuro golpe de Estado contra el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. Un golpe que no sería militar como los del 18 de julio de 1936 y el 23 de febrero de 1981 –eso no es aceptable en la Unión Europea–, sino mediático y judicial.
Contando con tantos jueces y tribunales que militan con pasión en sus causas políticas, el Trifachito va a emplear a fondo la guerrilla judicial (lawfare), como anticipaba el otro día Ignacio Escolar. Fulgencio Coll, el general de Vox, ya ha señalado el camino en un artículo publicado en la edición balear de El Mundo. Coll, general jubilado y portavoz del partido ultraderechista en el ayuntamiento de Palma de Mallorca, presenta a Sánchez como “un problema para la seguridad nacional” y afirma que los “poderes del Estado” deben impedir su investidura si procede de algún tipo de pacto con ERC. Asimismo anuncia que Vox no descarta usar contra Sánchez la vía del artículo 102 de la Constitución, es decir, acusarle en el Congreso de "traición" para que termine siendo juzgado por el Tribunal Supremo.
Las derechas van a intentar tumbar al próximo Gobierno con todos los medios a su alcance, con todos y cada uno de ellos. Y van a interpretar como debilidad cualquier respuesta blandengue de su parte. Quedamos avisados.
Voy a dar un nuevo formato a mis artículos. A partir de ahora, quienes queráis podéis seguir leyéndolos, pero quienes lo deseéis podéis escucharlos. El vídeo y el texto no van a coincidir del todo, porque primero lo he grabado diciendo lo que se me pasaba por la cabeza y es ahora cuando voy a escribir el texto. Comenzamos con el vídeo:
Esfera de lo indecidible y precondiciones lógicas de la democracia. Son los conceptos que usan los filósofos Luigi Ferrajoli y Robert Alexy para hablar de los Derechos Humanos. Las mayorías sociales no pueden negar su contenido esencial ni privar a sus titulares de su disfrute, porque sin los Derechos Humanos no hay democracia. Habermas define la auténtica democracia como deliberativa. Es fruto del diálogo libre, formado, informado y en condiciones de igualdad. Un diálogo donde los ciudadanos expresan sus puntos de vista y comparten información, formándose su criterio y votando en consecuencia. Porque la democracia no consiste en meter un voto en una urna, sino en decidir. Y para decidir son clave la formación y la información.
Sin los Derechos Humanos la democracia no es posible, porque sin ellos no se garantiza que los distintos individuos que componen el cuerpo electoral puedan deliberar y participar de forma libre, formada, informada y en condiciones de igualdad. Sin ellos se excluye a una parte del cuerpo electoral que ha carecido desde su infancia de las condiciones materiales para formar su criterio (por no haber tenido una educación de calidad, haber vivido en la marginalidad...) o que ha caído en las situaciones que socavan el autorrespeto, como dice John Rawls, porque está sufriendo explotación laboral, carencias esenciales, enfermedad sin un tratamiento adecuado...y por tanto padece un sufrimiento injusto que le impide participar (porque bastante tiene con intentar sobrevivir) y le condena a la exclusión.
Todos los Derechos Humanos son igualmente esenciales. Los derechos sociales nos dan las condiciones materiales imprescindibles para participar en la democracia, y además garantizan el núcleo de dignidad que es titularidad inalienable de cada sujeto y debe ser protegido por el Estado. Pero los derechos civiles y políticos no son menos importantes, pues mediante ellos controlamos al poder, lo criticamos, proponemos alternativas a su gobierno y, en suma, evitamos que los dirigentes terminen creyéndose omnipotentes y cayendo en el despotismo.
La URSS cometió el error de reconocer los derechos sociales pero olvidar los derechos civiles, y de ahí nació la tiranía de Stalin. Porque el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Y las democracias formales que hacen hincapié en los derechos civiles pero niegan los derechos sociales que son premisa para su ejercicio, terminan convirtiéndose en dictaduras encubiertas de las élites económicas, con amplísimos porcentajes de la población excluidos de facto y condenados a la condición de parias y esclavos modernos.
La separación de poderes también es esencial para la democracia. El Poder Judicial aplica las leyes, y tan importante como el texto de una ley es la independencia de quien la interpreta. Porque, según quien lo haga, una ley puede decir una cosa o la contraria. En España los altos magistrados (Tribunal Supremo, tribunales superiores de justicia...) son promocionados por el Consejo General del Poder Judicial, cuyos integrantes son elegidos por el parlamento. Y los magistrados del Tribunal Constitucional son elegidos por el Gobierno, el Parlamento y el Consejo General del Poder Judicial.
Eso, unido a las puertas giratorias judiciales (muchos magistrados del TC pasan al TS cuando acaban su mandato y luego acaban siendo fiscales generales del Estado y reenganchando otra vez en el TC cuando se les acaba el puesto) cuya llave tienen los políticos, afecta muy negativamente a la independencia de los tribunales. Europa lleva lustros diciéndonos en los informes GRECO que la mayoría de miembros del Consejo General del Poder Judicial no deben ser elegidos por los políticos, y que debemos establecer baremos objetivos de méritos para el acceso a las altas magistraturas. Pero ni caso.
También es clave la pluralidad de medios de comunicación que recojan las diversas tendencias y no silencien las informaciones que perjudiquen a las élites. A esos efectos, los medios públicos tienen un papel esencial.
Finalmente, la democracia participativa da un plus de calidad a todo sistema democrático. El hecho de que, mediante consulta popular, podamos revocar el mandato de nuestros representantes a mitad de legislatura si no han cumplido sus promesas, o que podamos convocar referendums como en Suiza, cuyo resultado vincule al Gobierno, implica un control adicional sobre la clase política que le animará a portarse bien, así como una vía para que la voluntad popular se haga oír de forma más nítida y constante.
Seguramente me he dejado alguna cosa, así que si lo leído os ha resultado interesante, ved el vídeo :P
Menéame no es lo que era. Sabemos qué pasó: su masa de afiliados y visitantes se fue empequeñeciendo mientras lo han ido invadiendo niños rata y elementos carpetovetónicos multicuenta. Lo que no sabemos es por qué pasó. Resulta que en la época dorada del agregador, en los tiempos en los que más visitas y movimiento tuvo, podías negativizar a la gente por magufo. El botón de negativo en los comentarios te sugería algo así como "racismo, insultos, spam, magufo...". Esto existió de verdad. Había una sugerencia para negativizar la expresión de las creencias del noventa y mucho por ciento de la hispanoesfera. Podías poner un negativo con toda la justicia de Menéame si un cantamañanas defendía los remedios homeopáticos, las ocurrencias de economistas anarcoliberales o las opiniones de antiguos dioses semíticos. Y era un gusto, uno negativizaba a base de bien sintiéndose respaldado por la ley del foro. Pero no parecía lógico estar negativizando a la gente por sus creencias si se quería abrir el sitio a las masas para rentabilizarlo, por esa razón seguramente se eliminó la sugerencia de negativo por magufo. El problema es que con ese diminuto cambio, aparentemente inocuo y bienintencionado que sólo pretendía hacer del agregador un lugar más cómodo para el populacho, Menéame perdió una de las pequeñas idiosincrasias que marcaban su diferencia con respecto al resto de foros y agregadores. Y cuando no te diferencias de otros sitios pues los internautas que pululan por ahí se distribuyen entre esos otros sitios, y además también se pierde a la gente más valiosa.
Ante la reciente noticia de que se quiere hacer una revisión para los permisos de circulación y pegatinas de los vehículos históricos, así como del proceso para solicitar dicha categoría para tu vehículo, me he tropezado con montañas de bulos y confusiones de gente que por un motivo u otro, han decidido criticar la medida sin tener ni idea de qué hablan cuando se refieren a coches históricos.
Sin entrar en detalles finos, me apetece aportar un esquema sencillo de lo que le ocurre a un coche (o puede ocurrir) a medida que se hace viejo.
No voy a entrar en el debate de si un R5 es un clásico de gran valor histórico respecto un F40 o no. Eso es una cuestión sentimental (y especulativa) y me interesa tanto como la cría del gorgojo en cautividad.
Como los modelos que conozco son los BMW viejos voy a usarlo un e28 como ejemplo de partida. Lo primero que pasa cuando tienes un BMW 535i de los ochenta es que tienes un problema con ruedas.
Tienes un coche viejo, con repuestos complicados de conseguir y un mercado especulativo que ríete tú de los bitcoins. El trasto viejo que hace 6 años no le interesaba a nadie de golpe es un deportivo histórico buscadísimo con un aura legendario. Así que en realidad, salvo que el coche viejo que tienes te guste mucho, así como te guste resolver todos los problemas que te van a surgir, tu coche ya no tiene más recorrido porque te vas a deshacer de el.
Digo esto porque a nadie le apetece tener un saco de problemas con ruedas si no es por diversión. Por mucha diversión.
En muchos Ayuntamientos cuando tu coche alcanza los 25-30 años puedes solicitar una exención del impuesto de circulación. Según el Ayuntamiento eso puede ser del 100% o de algo menos. Donde yo vivo estoy exento al 100% pero la ciudad vecina creo que es de un 70%.
Eso no le da al coche ningún valor especial. Simplemente es un coche viejo que está exento de dicho impuesto. Eso da pie a que en algunos casos, al coche viejo puedas empezar a llamarlo “clásico”. Pero no es ésta ninguna figura legal formal.
El tener el vehículo bajo esta solicitud, es un buen primer paso para intentar que el seguro te salga más barato.
Me apetece parar aquí para recordar que esos anuncios que dicen “no paga impuestos, seguro muy barato” no tienen porque ser verdad. Eso depende de muchos puntos concretos.
Cuando le dices al agente del seguro que quieres tener tu coche viejo con seguro de clásico, lo más probable es que te pidan que tengas otro coche (para confirmar que tienes un coche de diario), que el coche viejo esté en algún club de clásicos con estatutos (que se note que de verdad lo tienes como tal) y si quieres acceder a precios realmente bajos, te ofrecerán una cuota máxima de kilómetros anuales.
Si alguien te viene diciendo que paga de seguro 30 euros probablemente te esté mintiendo, o tiene su coche en un museo del que no lo saca.
Todo lo anterior no hace que tu coche sea histórico ni tenga una matrícula especial. Es simplemente un coche viejo al que le has podido otorgar algún privilegio económico. Eso es todo.
Si por algún motivo te interesa tener el coche catalogado como histórico, para poder tener la matrícula H, y acceder a algunas ventajas en ITV, precios de seguros, (y protección por valor de mercado del vehículo en caso de accidente)... puedes empezar con el papeleo para hacerlo histórico.
Llegados a este punto ya no tienes que estar sólo encantado con tener tu saco de problemas con ruedas, sino que además tienes que haber sido capaz de mantenerlo en perfectas condiciones y en estado de origen. Es decir, nada de mierdas de SWAPS (cambiar el motor por uno moderno…) ponerle separadores, bajar la suspensión hasta convertirlo en un rasca-badenes, o haberle puesto unas llantas paelleras con más cromados que un videoclip rapero de los 90.
Si tu coche viejo está en estado de fábrica y perfecto orden de marcha puedes iniciar el trámite para solicitar la catalogación como histórico. Es un proceso actualmente complejo, en el que se exige mucha documentación, historia y verificaciones, entre las que destaca un peritaje mecánico y visual que confirme que el coche está en estado de origen. Todo este proceso tiene un coste creo que difícilmente inferior a 600 euros, y más bien cercano a los 1000.
La matrícula H te da pie a renegociar el coste del seguro. De nuevo esto dependerá en gran medida de si aceptas un límite de kilometraje o no. Hay gente que sólo utilizará el coche para tenerlo en un museo y sacarlo un día al año, y habrá otros usuarios que quieren participar en rallyes de regularidad o pasear por la costa/montaña un domingo.
Este punto es interesante porque hay cierta idea colectiva (incluso entre policía y guardia civil…) de que un vehículo histórico sólo puede acudir a concentraciones oficiales. Eso no es así. Es un punto que negocias con tu seguro.
Ya se asume que nadie quiere tener un coche H como coche de diario, por el coste mecánico que supone. Y tampoco habrá muchos usuarios (yo no conozco ninguno) que quieran “disfrutar” de su coche histórico por ciudad.
Digo esto porque algunas personas más confundidas que un pulpo en un garaje creen que un coche viejo es automáticamente un coche histórico, que automáticamente recibe la matrícula H, y que automáticamente está libre para circular por las zonas reservadas para coches con pegatinas greenfriendly.
Me cuesta mucho imaginar a nadie dispuesto a tener un coche de más de 30 años con todas las pegas que eso supone, y a pasar el calvario administrativo que supone la matrícula H, para así conseguir ir al trabajo cada día en su “infalible” Renault 8 gordini en el centro de Barcelona. Los coches con más de 30 años son coches complicados de mantener. Un pequeño problema te puede tener con el coche en dique seco buscando la dichosa pieza. A veces eso puede suponer tener el coche parado meses, hasta que alguien vende en EEUU la pieza que necesitas, o encuentras a un experto en Italia que hace a mano dicha pieza. Esta odisea sólo puede ser disfrutable para el que tiene el coche viejo como una afición paralela y es capaz de ver estas situaciones como un reto más que como una avería y un problemón. Lo que más hacemos los dueños de coches históricos no es conducirlos, es hablar con nuestros amigos de los problemas que nos dan y cómo los hemos resuelto.
Así que creo que ese temor a gente matriculando coches históricos como si no hubiera un mañana sólo puede ser explicado ante el enorme (y frecuente) desconocimiento de qué es realmente un coche con matrícula H y las alegres pesadillas que solemos sufrir sus locos dueños.
Quiero añadir como guindilla final, que el mejor coche es el que no necesitas tener. Que preocuparse con que si alguien usará su 600d como coche de diario, en vez de preocuparse de fomentar el teletrabajo, el transporte público, el vehículo compartido… es estarse equivocando completamente de objetivo en algo tan importante como es el cambio climático y la conservación de la biodiversidad.
Si por mi fuera no usaría el coche más que el sábado para sacar alguno de mis trastos viejos y pasear hasta la playa, cediendo así todas esas emisiones de Lunes a Viernes a aquellas personas que si necesitan realmente el coche por no vivir en el centro de una desorganizada ciudad.
A esa gente temerosa de que las ciudades se llenen de Renault 8 y BMW E21, les preguntaría…¿cuántas matrículas H veis a lo largo del día?
Gracias por leer mi turrita
La clásica división entre sociedades individualistas y colectivistas define las primeras, a grandes rasgos, como aquellas donde el individuo busca sus propios objetivos sin tener en cuenta al grupo, que tampoco le presta ningún apoyo porque es una suma de sujetos aislados. Y las colectivistas son las sociedades donde la interdependencia entre sus miembros es notable.
Existe una tendencia en determinados partidos a combinar ambos conceptos, pero con la peor ecuación posible. Promueven una sociedad profundamente individualista, por cuanto niega la cooperación de los individuos para lograr unas oportunidades que les permitan construir su vida y un apoyo que les proteja frente al abuso del más fuerte y les garantice una vida digna frente a la enfermedad o la pobreza fruto de no encontrar un empleo o ser incapaz de trabajar debido a sus limitaciones psicofisicas.
Pero, a la vez, estos partidos promueven una sociedad perversamente colectivista, intentando imponer sibilinamente un pensamiento único y tachando de raro, inadaptado o mal español al que se sale de sus parámetros. Consumismo, tradiciones arcaicas, roles hombre-mujer, deportes patrios, pasión al ver ondear la banderita, ritos folclórico-religiosos, sumisión acrítica a la autoridad...se encuentran en el kit que deberá introducirse en todo cerebro lavado.
La ecuación de toda sociedad libre y avanzada es precisamente la contraria. Debe ser profundamente individualista en el sentido de reivindicar la individualidad de toda persona. Su derecho a pensar por sí mismo, conocerse, aprender, acceder a todas las fuentes de conocimiento y opinión y formar su criterio sobre cada pequeña cuestión de la vida. Sin renunciar a su espíritu crítico jamás, sin rebajarse a dejar de ser él para agradar al resto. Y garantizando escrupulosamente sus libertades de expresar su pensamiento, publicarlo, manifestarse o asociarse con otros para defenderlo...
Decía un famoso periodista estadounidense que “si todos piensan lo mismo es que ninguno está pensando”. Y es lógico: somos únicos y, precisamente por ello, no es natural que varios individuos piensen exactamente lo mismo sobre un elevado número de temas. A no ser que les hayan lavado el cerebro o que estén ocultando su personalidad por miedo al rechazo.
Somos seres sociales, pero nuestra relación armoniosa con el resto no puede basarse en el deseo de dominar, encajar, agradar...no podemos construir nuestra vida dependiendo de la reacción de los demás. Ni queriendo agradar para ser aceptados, ni pretendiendo que los demás nos obedezcan o adoren. Todo eso da lugar a esperpentos, desde el viejo amargado que increpa a su vecino que ha puesto la bicicleta en el balcón porque “afea la fachada” (cosa que le da igual, pero le increpa porque quiere dar órdenes a alguien) a la chica que se deja someter por un gañan porque si no se va a quedar para vestir santos.
El ser humano libre y maduro se relaciona con los demás buscando aprender, compartir y crecer con el encuentro, sin pretender sojuzgarles ni tampoco arrodillarse ante ellos para que le acepten. El ser humano libre ha logrado un desarrollo intelectual y cultural (por otra parte accesible para todos) que le permite ser autosuficiente y no necesitar palmeros ni amos para ser feliz.
Pero para lograr esa sociedad de hombres libres, es imprescindible un toque colectivista. Hace falta la convicción de que todo sujeto, por el mero hecho de su humanidad, gozará de las condiciones materiales de las que nace la libertad real (infancia alejada del sufrimiento y la pobreza, educación, condiciones sociales que eviten la explotación laboral o la miseria del que no encuentra empleo...).
Y para eso hay que trabajar juntos. Sin que te importe si tu vecino ama el fútbol o la ópera, es cristiano o ateo, canta “resistiré” desde el balcón o le parece una idiotez. Asumiendo que es un individuo diferente de ti, con gustos y opiniones totalmente distintas, y todo eso es irrelevante porque os une algo mucho más importante: el respeto por vuestra individualidad y el reconocimiento de vuestra dignidad como personas. Y por eso debéis trabajar juntos para construir unos servicios públicos que protejan el futuro de sus hijos y los tuyos, para evitar que los más fuertes conviertan el país en su cortijo, y para garantizar que las instituciones públicas sirvan al bien común.
A los fuertes les interesa tener un rebaño de borregos que se miren mal entre sí si alguno bala un poco más alto que el de al lado o tiene el color un poco más oscuro, y que asuman como natural el sacrificio de cada uno para llenar la tripa del amo. A ti te interesa aprender a respetar a todos tus semejantes independientemente de su credo, aficiones u orientación sexual, y construir con ellos un país donde ambos podáis gozar de vuestra vida sin que muráis antes de tiempo por las listas de espera hospitalarias o tengáis que partiros el lomo por dos duros mientras vuestro jefe se hace de oro. En el fondo, es una suma de individualismo y colectivismo, pero exactamente al revés de como pretenden quienes desean esquilaros cada invierno.
La izquierda esta en el lado bueno de la historia. Esto ocurrió porque aparte de haber mantenido su discurso clásico durante el siglo XX la izquierda occidental ya a mediados del siglo espabiló, y se hizo con los derechos de los derechos humanos, incluso con el derecho a poner más derechos a humanos, a animales y a helicópteros de combate. La derecha llegó tarde, mal, oponiéndose siempre y en muchas cosas se quedó rezagada del mundo moderno.
La izquierda mantuvo su hegemonía sobre el discurso de la igualdad y la solidaridad, se apropio de los valores cristianos de la compasión por los seres humanos y otros animales y a la vez hizo suyos principios básicos del liberalismo, también por eso es la corriente más abierta a lo nuevo y lo inesperado de nuestro universo y por lo tanto es la cosmovisión política más cercana a la ciencia #1. La izquierda es la que responde ante los sorpresivos cambios planetarios generados por el hombre, por un virus o por extraterrestres adoptándolos si son útiles o tratando de evitarlos si son catastróficos, mientras los conservadores son más propensos a negarlos refugiándose en viejos refritos de conspiranoia o en sistemas que, ellos creen, les van a funcionar eternamente. La izquierda es más realista y esta más abierta a la innovación en cuestiones tecnológicas y sociales #2.
Pero sobre todo la izquierda es la que principalmente se ha ocupado de promover derechos y libertades que deberían haber implementado los liberales que nunca tuvimos y que inmediatamente utilizaron los derechosos, o que utilizarán tan rápido como se les pongan. La izquierda es la que continúa promoviendo la defensa de la clase obrera ante la explotación y el abuso, la defensa de los servicios públicos, la que promueve ayudas a las personas pobres, maltratadas o dependientes, la que nos ha hecho avanzar en la igualdad de sexos y en la autonomía y los derechos reproductivos de las mujeres, en la educación sexual, en los anticonceptivos, en los derechos de los LGTB+, en las políticas de tolerancia hacia la diversidad sexual y de convivencia entre las distintas ideologías, religiones y culturas que ahora hacen sus negocios en nuestra sociedad sin necesidad de tener que masacrarse periódicamente, la que continúa promoviendo el laicismo del Estado y la idea de la república, la que sigue hablando de la legalización de las drogas, la que nos ha puesto ahora la eutanasia y próximamente cualquier cosa chula que los conservadores estén deseando hacer, pero que no hacen hasta que alguien de izquierdas les dice que ya pueden hacerlo... o que no pueden hacerlo. Porque la izquierda tiene la superioridad moral.
Mientras la derecha, que sólo puede introducir su moral entre los niños (entre los niños de los coles de curas), ya sólo espera atemorizada la nueva ocurrencia que vaya a tener la izquierda, para acto seguido combatirla con saña y memes idiotas, y después adoptarla como si hubieran llevado con ella toda la vida. Su discurso moral sólo es popular en los mismos puntos en el que el liberalismo nos ha llevado a todos, esto es en conceptos como la libertad y la propiedad. Pero como ahí estamos todos la derecha tiene que seguir haciendo refritos de conspiranoias y relatos cada vez más inverosímiles de la izquierda. Mientras tanto la izquierda es una macedonia que tiene muchas de las mejores frutas de las grandes ideologías #3, cómo no va a tener la superioridad moral.
menéame