Orígenes del pensamiento filosófico en el Islam, pensamiento si’í y pensamiento sunnï.
ÍNDICE
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1. Las fuentes del pensamiento filosófico en el Islam.
a) La exégesis espiritual del Corán
b) Los traductores
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2. El si'ísmo y la filosofía profética
a) El si'ísmo duodecimano
a.1-Períodos y fuentes
a.2-El esoterismo
a.3-La profetología
a.4 -La imamología
a.5 -La gnoseología
a.6 -Hierohistoria y metahistoria
a.7 -El Imäm oculto y la escatología
b) El ismä'ilismo
b.1 -Períodos y fuentes - el proto-ismä'ilismo
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3. El isma'ilismo fatimí.
3.1 -La dialéctica del tawhid.
3.2 -El drama en el cielo y el nacimiento del tiempo.
3.3-El tiempo cíclico: hierohistoria y metahistoria.
3.4 -Imamología y escatología.
4. El Isma'ilismo reformado de Alamüt
4.1 -Períodos y fuentes
4.2 -El concepto del Imäm
4.3 -Imamología y filosofía de la resurrección
4.4-Ismä'ilismo y süfismo
5. El Kaläm sunnï
5.1. Mu'tazilíes
5.1.1 -Sus orígenes
5.1.2 -La doctrina
5.2. Abü-l-Hasan al-As'arï
5.2.1-Vida y obra de al-As'arÏ
5.2.2-La doctrina de al-As'arï
5.2.3-Las tendencias del sistema
5.2.4-El As'arïsmo
5.2.4.1 -Las vicisitudes de la escuela as'arï
5.2.4.2-El atomismo
5.2.4.3-La razón y la fe
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1. Las fuentes del pensamiento filosófico en el Islam
a. La exégesis espiritual del Corán
Se suele afirmar en Occidente que el Corán no encierra ningún contenido místico ni filosófico y que, por tanto, en nada ha inspirado a filósofos o a místicos. No vamos a discutir aquí lo que el Corán sugiere o deja de sugerir a los occidentales, sino lo que de hecho ha sugerido a los musulmanes.
La filosofía islámica se presenta, ante todo, como la obra de unos pensadores pertenecientes a una comunidad religiosa definida por la expresión coránica Ahl al-Kitâb: un pueblo que posee un Libro sagrado, es decir, un pueblo cuya religión está basada en un libro “bajado del Cielo”, un libro revelado a través de un profeta. Los “pueblos del Libro” propiamente dichos son los judíos, los cristianos y los musulmanes.
Todas estas comunidades participan del problema que les plantea el fenómeno religioso del Libro sagrado, norma de vida en este mundo y guía en el otro. La primera y principal tarea es comprender el verdadero sentido de este libro. Pero el modo de comprender está condicionado por el modo de ser del que comprende; recíprocamente, la vida interior del creyente deriva de su modo de comprender. La situación vivida es, esencialmente, hermenéutica, es decir, una situación donde se le manifiesta al creyente el sentido verdadero que hace verdadera su existencia. Esta verdad del sentido, correlativa a la verdad del ser –verdad que es real, realidad que es verdadera- está implícita en uno de los términos clave del vocabulario filosófico: la voz “haqîqat”.
Este término designa, entre otros múltiples significados, el verdadero sentido de la revelación divina, es decir, el sentido que, por ser verdadero, constituye su esencia y, por consiguiente, su sentido espiritual. De donde se deduce que el fenómeno del “Libro sagrado revelado” implica una antropología propia, e incluso un tipo de cultura espiritual determinada y, por tanto, postula también, al mismo tiempo que estimula y orienta, un determinado tipo de filosofía. Existe cierta similitud entre los problemas que ha planteado la búsqueda del verdadero sentido, en tanto que sentido espiritual, a la hermenéutica de la Biblia cristiana y del Corán islámico, respectivamente. Pero existen también profundas diferencias. Analogías y diferencias que deberían analizarse y expresarse en términos estructurales.
Lo primero a señalar es la ausencia en el Islam del fenómeno “Iglesia”. No hay en él un claro “detentador de las vías de la gracia”, ni un magisterio dogmático, ni una autoridad pontificia, ni un concilio que defina los dogmas. Desde el siglo II, con la represión del movimiento montanista, el magisterio dogmático de la Iglesia en el mundo cristiano ha reemplazado a la inspiración profética y, de forma general, a una hermenéutica espiritual libre. Por otra parte, la aparición y el desarrollo de la conciencia cristiana anuncian el despertar y el crecimiento de la conciencia histórica. El pensamiento cristiano se centra en un hecho acaecido en el año 1 de la era cristiana; la encarnación divina señala la entrada de Dios en la historia. Por consiguiente, la conciencia religiosa se ocupará, con creciente interés, del sentido histórico, identificado con el sentido literal, el sentido verdadero de las Escrituras. La conciencia religiosa del Islam no se centra en un hecho histórico, sino en un hecho metahistórico (lo que no equivale a posthistórico, sino a transhistórico). Este hecho primordial, anterior a los tiempos de nuestra historia empírica, consiste en la interrogación que Dios plantea a los espíritus de los humanos preexistentes al mundo terrestre: “¿Acaso no soy Yo vuestro Señor?” (Corán, 7/171). La exultante afirmación que respondió a tal pregunta vino a concertar un pacto eterno de fidelidad; y es la fidelidad a este pacto lo que han venido a recordar a los hombres, de tiempo en tiempo, cuantos profetas se han sucedido en el “ciclo de la profecía”. Fruto de sus enunciados es el contenido de las religiones positivas: la Ley divina, la “sarî’at”. La cuestión que se plantea ahora es la siguiente: ¿debemos atenernos a esta apariencia literal? (en cuyo caso, los filósofos no tendrían nada que hacer). O, por el contrario, ¿se trata de comprender el sentido verdadero, el sentido espiritual, la “haqîqat”?
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