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El universo diurno de los vivos y la noche sin tiempo de los otros
El 28 de septiembre de 1990, en las prácticas para disputar el Gran Premio de España, el entonces muy promisorio piloto norirlandés, Martin Donnelly, quien para el momento contaba con de 26 años de edad, era incapaz de presagiar lo que le podía suceder. A casi 300 km/h, los brazos de la suspensión de su Lotus 102 Lamborghini fallaron.
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