La razón es que estamos sesgados a sentir más conmoción cuando la víctima es una mujer. No importa si es algo evolutivo o cultural, pero se han realizado decenas de experimentos en los que a los participantes se les dice por ejemplo que son jurados en un juicio y se les ponen viñetas con escenas de violencia de pareja exactamente iguales pero en las que se cambian los protagonistas. En unos casos es un hombre el que agrede a una mujer, en otros al revés y en otros estudios también hay escenas de violencia en parejas homosexuales. Los resultados son siempre los mismos: invariablemente las personas consideran como más negativa la violencia cometida por un hombre contra una mujer, la más grave, la más necesitada de intervención, la que más denunciarían, la que merecería una condena legal más fuerte, y como el delito más grave en general.
link.springer.com/article/10.1007/s10896-005-7798-4
www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/00918369.2017.1374066
www.researchgate.net/publication/286656457_Perceptions_of_Gay_Lesbian_
journals.sagepub.com/doi/10.1111/j.1471-6402.2005.00170.x
pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32125215/
journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0886260520917508
pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29295028/
pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29294963/
www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0749597820303630
Hay otros estudios, como este, que sugieren que los hombres inhiben su agresión hacia sus parejas mujeres no porque son sus parejas sino porque son mujeres. Indica también que las mujeres aumentan su agresión hacia sus parejas no porque sean hombres sino porque son sus parejas. pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21344456/