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Sopa de hierbas para no morir de hambre en Faluya
Víctimas de 71 días de asedio, los habitantes de Faluya se mueren de hambre. Sin alimentos ni medicinas, sus castigados estómagos se han acostumbrado a las migajas del pan preparado con las semillas de los dátiles que recogen de la calle y a las sopas a base del forraje de los campos cercanos. Para suplir la absoluta falta de combustible, no han tenido más remedio que desvalijar sus casas en busca de madera con la que calentarse y prender a diario los fogones. "Faluya es testigo de los peores días de su historia", maldice Mohamed al Eisaui, un
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