Aunque pareciera que esas tres facetas de Yohanna -las de guardia civil, atleta que entrena entre 3 y 4 horas diarias y mujer- estuvieran alejadas las unas de las otras, en su caso, sin embargo, están íntrinsecamente unidas y hacen de ella una persona muy especial, capaz de tumbar a un delincuente y de emocionarse cuando habla de las mujeres maltratadas con las que trabaja.