El malware se propagó rápidamente a través de las redes de computadoras del lugar, interrumpiendo una sorprendente variedad de servicios. Cientos de empleados no pudieron acceder a sus terminales; el personal de las bibliotecas locales recibió llamadas telefónicas urgentes en las que se les pedía que apagaran rápidamente todas las computadoras públicas y el refugio de animales perdió acceso a la información sobre los medicamentos requeridos por sus peludos residentes.
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