Parecía un sueño hecho a medida para Ciudadanos. Ir de la mano de Emmanuel Macron, presidente francés, era una carta europea de presentación perfecta para Albert Rivera, que empezó a recibir muchas palmadas en la espalda cada vez que viajaba a Bruselas para reunirse con líderes de los liberales. Pero lo que parecía perfecto ha acabado siendo un dolor de cabeza. Ahora, terminada hace tiempo la luna de miel, toca acostumbrarse a la dura convivencia.
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