No puedo casarme con mi robot, porque casarse es cosa de dos, y aquí no hay dos: el robot no es un sujeto que pueda adquirir el compromiso que significa casarse. Igual que no puede contratar a nadie, ni solicitar un préstamo, ni comprar una vivienda (obviamente, cuando el robot hace estas cosas por delegación del humano, la acción se atribuye al humano, no al robot; exactamente igual que no atribuimos un asesinato a la pistola o al cuchillo).
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