La seguridad era el mensaje, el asunto a tratar. Decenas de personas se registraron en el RSA Executive Security Action Forum y tuvieron que acceder a su cuenta de Twitter en uno de los pasos del registro. La página no usaba protocolo Oauth: las contraseñas se almacenaron sin protección. Los expertos en seguridad se olvidaron de la seguridad en ese momento: se registraron sin preocupación y ahora RSA podría tener todas sus contraseñas de ejecutivos, expertos de compañías relevantes en todo el mundo.
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