El desarrollo que ha experimentado la computación cuántica durante las últimas dos décadas, y especialmente durante los últimos tres años, nos invita a mirar hacia el futuro con optimismo. El procesador cuántico Eagle de 127 cúbits presentado por IBM a mediados del pasado mes de noviembre nos anima a soñar con la posibilidad de que el incremento de la calidad de los bits cuánticos nos coloque más cerca de la tan ansiada corrección de errores.
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