Iron Ox no es como la mayoría de empresas de robótica. En lugar de intentar vender su tecnología, su objetivo es vender alimentos. Como explica el cofundador Brandon Alexander: "Somos una granja y siempre lo seremos". Pero no es una granja cualquiera. Para empezar, los 15 empleados humanos comparten su espacio de trabajo con robots que se dedican en silencio a tender plantas de hoja verde en filas interminables.
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