Siete años después del inicio de la guerra contra Siria, a través de grupos yihadistas, los partidarios de la destrucción de este país árabe pretenden reactivar el conflicto a pesar de la indiscutible derrota que ya han sufrido en el terreno, donde la población –después de un momento de vacilación– optó masivamente por respaldar la República Árabe Siria. Este intento de reanudar la guerra, como partiendo de cero, sólo tendría sentido si el objetivo ya no fuese el mismo.

La OTAN no tira la toalla en Siria, quiere someter al país, y para ello, los cascos blancos han organizado un nuevo falso ataque químico, con el objetivo de difundir escalofriantes imágenes en occidente acusando de ello al gobierno sirio, y justificar un nuevo ataque militar a su población. Sin embargo, gracias a los servicios de inteligencia rusos, el ataque ha sido desarticulado, ya que el Kremlin ha anunciado desde la fecha hasta el lugar del ataque, el tipo de químico que se iba a utilizar, y el objetivo, con mucho detalle.

Ataques aéreos del Ejército sirio contra posiciones terroristas en la provincia norteña de Al-Raqa han resultado en la muerte del autoproclamado emir del grupo terrorista takfirí EIIL (Daesh, en árabe) en la región de Al-Tabqah. El autoproclamado emir de EIIL en Al-Tabqah ha sido eliminado junto a un número no precisado de miembros de la banda terrorista, en su mayoría de nacionalidad extranjera, como fruto de ataques de la Aviación siria contra posiciones terroristas en la mencionada zona.

El envío de 50 asesores militares estadounidenses a Siria que Washington autorizó recientemente con el fin de prestar ayuda a los llamados "rebeldes moderados", es "un gesto débil y peligroso", opina la teniente coronel de la Fuerza Aérea de EE.UU. Karen Kwiatkowski. Según Kwiatkowski, hay un alto riesgo de que alguien de los 50 asesores militares norteamericanos resulte herido o asesinado en Siria, lo que podría provocar un conflicto y agravar la crisis.