El imperio sasánida fue el gran enemigo del imperio romano. Durante 427 años, desde el año 224 hasta su caída frente a la invasión árabe islámica, los sasánidas gobernaron un vasto territorio en el continente asiático, que abarcaba los actuales territorios de Irán, Irak, Azerbaiyán, Afganistán y Armenia, así como partes de Siria y Pakistán, la península árabe, Asia central y el Cáucaso.