"Un tercio de la coleccion de nenúfares se le regala a Mahadev, un quinto a Huri, un sexto al Sol, un cuarto a Devi y los seis que quedan se le presentan al guía espiritual. Se pide el total de nenúfares."
"Esos es bonito," dijo la esposa, " y pondrá en la cabeza de los chicos el traerte nenúfares del estanque."
"Aquí tengo uno aún más bello. Un quinto del enjambre de abejas voló a las flores de Kadamba; un tercio voló a la Slandhara; tres veces la diferencia entre estos dos números voló a una arboleda; una abeja continuaba indecisa entre la fragante Keraki y el Malati. ¿Cuál era el número de abejas?"
"Estoy segura de no poder decirlo nunca."
"Diez veces la raíz cuadrada de una bandada de gansos"
Aquí Mrs. Churchill soltó una carcajada, pero continuo con gravedad,
"diez veces la raíz cuadrada de una bandada de gansos , al ver las nubes, volaron al lago Manus; un octavo del total volaron desde el borde del lago al medio de los nenúfares; y tres parejas se vieron jugando en el agua. Dime, mi niña de bellos ojos, ¿cuantos gansos había?"
"Bueno, ¿cuántos?"
"¿Cuántos dirías?"
"Alrededor de veinte"
"No, ciento cuarenta y cuatro. Ahora intenta otro. La raíz cuadrada de la mitad de un número de abejas, y también ocho novemos de la totalidad, amanecieron sobre los jazmines, y una abeja hembra zumbó respondiendo al sonido de un macho atrapado por la noche en un nenúfar. Cuentame, damisela, el número de abejas."
"Ese no estaba, te lo has inventado"
"No, por supuesto que no. Me encantaría haberlo inventado. Mira"
Le enseñó el libro y ella misma lo leyó. Entonces propuso alguna de las cuestiones geométricas.
"En un lago se observa la corola de un nenúfar un palmo* sobre el nivel del agua. Una suave brisa lo movió entonces y se desplazó a dos codos de su posición original para descansar sobre el agua. Se pregunta la profundidad del agua."
"Es encantador, pero debe ser difícil. No podría contestar"
"Un árbol de cien codos está a doscientos codos de un pozo; de él desciendo un mono y va al pozo. Otro mono salta y desde más arriba baja por la hipotenusa, recorriendo ambos la misma distancia. Calcular la altura del salto."
"No te creo capaz de responder esa pregunta sin mirar el libro", se reía la esposa, tapando la solución con la mano. "Inténtalo."
"Será un placer, querida," exclamó confiado el maestro, tomando papel y lápiz, y tras hacer algunas figuras y unos cálculos respondió,-
"Aquí tienes, jovencita de ojos bellos, la respuesta, cuarenta codos."
Su esposa quitó la mano del libro y palmeó triunfal, exclamando
"No, te equivocas, mi bello jovenzuelo de abejas en el bonete, son cincuenta codos!"
*Un palmo se considera como la mitad de un codo.
Propuestos en esta novela de Henry Longfellow Kavenaugh:
en.wikipedia.org/wiki/Kavanagh_(novel)
Cutremente traducida por mí misma