Aznar participó en un coloquio organizado por su propia fundación para hablar sobre lo que más le gusta pontificar al expresidente, sobre política exterior. La conferencia debía versar sobre China, cuya capacidad de influencia Aznar despreció notablemente. El que fuera líder de la derecha española pasó rápidamente a asegurar que el gran peligro para “occidente” es Irán. Y por el camino volvió a defender, 40.000 muertos después, la legitimidad de Israel para atacar Gaza con el objetivo de destruir a Hamás.