Omella (líder de los obispos) entregó al presidente del Gobierno un ridículo listado de casi mil bienes (de chichinabo) que, en su caso, podrían "estudiar devolver" a ayuntamientos y a "otros", como consecuencia de "ciertas irregularidades" en la tramitación, ante los Registros de la Propiedad. Como si el conjunto de in-matriculaciones no hubieran constituido un enorme fraude en la que han estado implicados funcionarios públicos, políticos y obispos, todos ellos en “comunión”.
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