Los vehículos eléctricos vienen de China como un tsunami en el horizonte. Pero en una especie de homenaje colectivo equivocado al Rey Canuto, tanto la Comisión Europea como el Gobierno de EE.UU. creen que pueden mantener la marea simplemente aplicando aranceles muy altos a esos coches importados. Todo análisis racional sugiere que la estrategia está condenada al fracaso. Entonces, ¿cuál es realmente el futuro de las relaciones de electrificación del transporte Este-Oeste?
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