Puedes saber cuándo comienzas una guerra comercial, pero no cuándo la terminas. Esa es la advertencia que debería tener en cuenta cualquier Gobierno interesado en comenzar una batalla de aranceles e impuestos a las importaciones. Cualquier imposición tarifaria puede tener consecuencias desconocidas e inesperadas. Y aunque ha habido muchos ejemplos a lo largo de la historia para tratar de comprender la complejidad de estas batallas comerciales, seguramente no haya caso más relevante en la época reciente que el conocido como la guerra del pollo
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