Los agentes españoles, para cumplir esa venganza, llamaron a sus conocidos del FBI de EE UU para contarles mentiras sobre la BPA con el propósito de que la agencia policial pasase la falsa información al FinCen. Y eso sucedió. El Gobierno de Andorra, en lugar de defender su sistema financiero, encendió la mecha y le echó gasolina. Eso sí, tapó al AndBank y ofreció al FinCen la cabeza de la BPA sin que aquel hubiese pedido nada.
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