A la mayoría de gatos no les gusta el sonido ni el tacto del papel de aluminio. ¿Es eso cierto? ¡Hagamos un experimento! Ponemos papel de aluminio en el suelo del recibidor y la única forma que tiene el gato de salir de ese callejón sin salida es a través del papel de aluminio. ¿Se arriesgará el gato a cruzarlo o se rendirá inmediatamente?