El cuarteto hunde sus raíces en la música bretona del Renacimiento. En aquella época, la guitarra y el acordeón no existían", explica Jonathan. Nuestro objetivo siempre ha sido crear sonidos inéditos que respeten la tradición y, al mismo tiempo, se salgan de los caminos trillados". Cuando produce, el músico sólo tiene una obsesión: "Ir en círculos. La ventaja del violín es que ofrece un enorme abanico de posibilidades.
Jonathan Dour - violín
Floriane Le Pottier - violín
Mathilde Chevrel - violonchelo
Antonin Volson - percusión