'Unas gotas de agua bendita y una breve oración para proteger a los animales: así comienza una costumbre otoñal poco conocida en el suroeste de Irlanda.
Todos los años, a finales de octubre, el ganado es conducido al escarpado paisaje kárstico del Burren. Durante cinco meses, los animales pastarán por estas colinas pedregosas.