La influencia de los vikingos en las naciones celtas insulares es muy notoria, sobre todo en países como Escocia, Irlanda y la Isla de Man. Ahora, tras la mayor búsqueda de ADN antiguo se ha determinado que los temibles guerreros nórdicos no eran tan rubios ni tan arios como se les supone (incluso hoy en día). El trabajo aparece publicado en Nature