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La fascinante historia de Raquel Meller, la cupletista que tuvo a sus pies a mandatarios de medio mundo
Si el rey Alfonso XIII no fue el primero en unirse a la fiebre erótica de principios del siglo XX, le faltó poco. Corría la edad dorada de la sicalipsis –“malicia sexual” o “picardía erótica” a decir de la Real Academia Española– cuando el monarca disfrutaba con frecuencia del arte de bailarinas y cancionistas. Tal era su afición por los contornos de lo sicalíptico que incluso llegó a encargar películas pornográficas a la medida de su real deseo.
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