La Paradoja Nuclear (Parte 1)

¿Por qué no ha estallado una guerra nuclear en 80 años, siendo abrumadoramente más probable lo contrario?

1. Introducción

Desde el amanecer de la era nuclear en 1945, la humanidad ha vivido bajo la sombra de su propia destrucción. Con la capacidad de borrar toda vida en el planeta varias veces, las armas nucleares representan un riesgo constante para la supervivencia global.

La doctrina de Destrucción Mutua Asegurada (MAD) ha servido como un pilar de la estabilidad nuclear, basada en la premisa de que ningún actor racional iniciaría un ataque sabiendo que la represalia sería igual de devastadora. Sin embargo, los eventos históricos desafían esta narrativa.

A lo largo de los últimos 80 años, múltiples incidentes críticos han acercado al mundo a una guerra nuclear:

Desde la crisis de los misiles en Cuba (1962) hasta fallos técnicos como el incidente de Petrov (1983), estos eventos sugieren que la estabilidad nuclear no se ha mantenido gracias a un diseño infalible, sino más bien a una combinación de factores imprevistos.

Reflexión clave:

Robert S. McNamara, ex Secretario de Defensa de los Estados Unidos, lo resumió:

"Nos salvó la suerte. Fue pura suerte lo que evitó la guerra nuclear."

Este trabajo no solo examina los factores humanos y técnicos que intervinieron, sino que también plantea la necesidad de considerar posibilidades externas:

¿Podría nuestra supervivencia estar influida por algún tipo de tutela externa (natural, extraterrestre o tecnológica)?

Objetivo:

Analizar esta paradoja a través de un análisis probabilístico de incidentes históricos y una evaluación de las dinámicas de la doctrina MAD, explorando la influencia de la suerte, las decisiones humanas, los errores técnicos y otros factores externos.