A partir de muchos experimentos, el científico Neil Malamuth concluyó que si un hombre ya es sexualmente agresivo y consume mucha pornografía violenta, existe una posibilidad mucho mayor de que cometa una agresión sexual. "Para algunas personas se puede ver como un aspecto positivo en sus vidas y de ninguna forma los lleva a comprometerse en comportamiento anti social". El neurocientífico computacional Ogi Ogas y su colega Sai Gaddam analizaron mil millones de búsquedas y sitios porno y descubrieron que muy poco de ese contenido era violento.