La idea de los anacronismos ecológicos surgió a finales de los 70, cuando dos investigadores, Dan Janzen, de la Universidad de Pensilvania, y Paul Martin, de la Universidad de Arizona, estudiaban los árboles de Costa Rica. A Janzen le llamaba particularmente la atención que plantas como Cassia grandis dieran frutos con grandes semillas y la fauna local los ignorara, mientras que eran devorados por especies importadas como la vaca o los caballos. “He tenido una idea loca”, escribía Janzen en una carta a Martin en octubre de 1977