Mañana, los irlandeses deben pronunciarse sobre el Tratado de Lisboa, un refrito del proyecto de Tratado constitucional europeo rechazado en 2005 por los franceses y neerlandeses. Único país de la UE que debe someter la ratificación al escrutinio popular, procedimiento obligado por la Constitución irlandesa, la República de Irlanda está presa de la duda y la indecisión, como no han dejado de señalar los sondeos desde hace seis meses.