El procedimiento está siendo estudiado por investigadores del Instituto del Cáncer Dana-Farber, en Boston, Estados Unidos. Consiste en tomar una muestra de sangre del paciente, extraer los linfocitos (un tipo de glóbulos blancos) y "convencerlos" en el laboratorio para que memoricen y aprendan cómo combatir a las células cancerosas. Posteriormente, estos linfocitos "educados", llamados T antitumorales, se le vuelven a inyectar al paciente y comienzan a cazar y destruir a las células cancerosas.