En el 2004, Laia Mendoza, una joven de 24 años, emprendió un viaje de seis meses a India. Allí tuvo conocimiento del tsunami y, junto a un amigo, Lluís Compte, movilizó a sus familiares y sus amigos de España para conseguir ayudas. Laia regresó a su casa con la voluntad de dar continuidad a sus proyectos, pero un accidente de tráfico acabó con su vida. Ahora, sus allegados han puesto en marcha una fundación para hacer realidad aquellas iniciativas.