El 5 de septiembre de 1896, William George Crush, representante de la compañía ferroviaria “Katy”, organizó un espectáculo nunca visto hasta entonces: la colisión frontal de dos trenes a toda velocidad. Para el evento, Crush dispuso dos potentes locomotoras, una pintada de verde y otra de rojo, calculó el punto exacto donde se encontrarían partiendo de direcciones opuestas, y las hizo chocar a una velocidad de 75 kilómetros por hora ante miles de espectadores. Pero algo no salió como esperaban.