[c&p] Los insectos picadores fascinan a Schmidt porque usan armas dignas de una guerra de alta tecnología. Imaginemos que nuestros cuerpos son el ordenador y los insectos con aguijón son los crackers que han conseguido burlar las barreras de seguridad bioquímicas. Un poco de su veneno es capaz de atravesar membranas celulares, manipular neuronas, convertir sistemas de auto-defensa en instrumentos de auto-destrucción, alterar la función cardiaca y, en algunos casos, tomar el control del sistema nervioso para manipular a la víctima a su antojo.