Londres no trata demasiado bien a uno de sus artistas más famosos. De las 52 obras con las que Banksy ha iluminado las paredes de la ciudad, 40 han sido robadas, destruidas por error o accidente o, en una respuesta política, tapadas con pintura por los dueños de los edificios o locales, personas que se muestran descontentas con las intervenciones y no tienen en cuenta ni desean aprovechar el valor añadido, contante y sonante, que adquieren los grafitis y epigramas del artista callejero.