Siriel, que trabaja en el servicio doméstico se encontraba en la medianoche del domingo esperando un autobús, cuando un coche con seis jóvenes a bordo, todos estudiantes universitarios, hijos de familias acomodadas, salieron del vehículo y le sacudieron a la joven con puñetazos y patadas en el rostro y en todo el cuerpo, tras haberle arrancado de las manos el bolso, cuyos objetos personales lanzarían más tarde por la ventanilla del coche burlándose de ella.