Las armas nucleares son aterradoras, sin duda. Pero no más aterradoras que todas las demás armas. Matan más gente, pero esto no justifica que sean más temibles que otras. Desde el punto de vista de las víctimas, cada una es igual. Su efecto a largo plazo, por la radiación, y el hecho de que sea indetectable, añade un tono siniestro a estas armas.