Su único ‘problema' es que la religión que profesa detesta que a los hombres les gusten los hombres. Y a Sulaiman le fascinan. Por eso, no puede decir abiertamente que es homosexual ni sentirse orgulloso de ser "la mariquita" de la barriada. "A mi madre se lo conté hace nada, el verano pasado, y me tuve que ir de casa porque le sentó como un tiro.Tampoco lo digiere la gente que le ha tirado huevos, piedras y toneladas de insultos a la cara: "Es que, aunque no lo digo, porque si no me matarían, yo soy afeminado y tengo pluma, entonces se nota"