El excéntrico multimillonario Richard Branson se metió en la piel de una azafata tras perder una apuesta pactada en 2010 con el director de la aerolínea AirAsia Tony Fernandes. Fernandes pidió a Branson que llevara a cabo las tareas de los auxiliares de vuelo durante uno de los vuelos entre Perth y Kuala Lumpur. Para cumplir debidamente con su palabra, el magnate británico de 62 años, fundador de la compañía Virgin, se depiló las piernas, se pintó los labios y se puso un uniforme de azafata. En español con vídeo:
goo.gl/XYx0b