La expansión de las ciudades está llegando a tal punto de saturación que cada vez más arquitectos y diseñadores de espacios buscan soluciones alternativas que reduzcan la cantidad de suelo utilizado. Por otra parte, hay una corriente que busca que, en las ciudades, en los edificios, más concretamente, se puedan cultivar frutas y hortalizas. Conjugando ambas ideas, nos encontramos con estos rascacielos para el mar, rascacielos que van hacia abajo. Por eso, lo mejor sería llamarlos rascaaguas.