Frente a los que renuncian, a los apologistas del desinterés, aquellos que transmiten que no vale la pena hacer nada antes del 2017, a los que auguran que le país se va a la mierda. Frente a este virus del desconsuelo, el único anticuerpo efectivo es el optimismo. Frente a la mayoría de jóvenes de este país que, según las encuestas, sólo aspiran a ser funcionarios. Lo que es peor que el pesimismo, es la muerte por conformismo. Propongo un tratamiento de choque, en la línea sennetiana,