Durante décadas, chicas y chicos desaparecían de sus camastros en instituciones para “débiles mentales” y volvían a aparecer horas después esterilizados, con las trompas uterinas o los conductos seminales cortados. Eran jóvenes con un cociente intelectual menor de 70, o epilépticos u homosexuales, castrados en el nombre de la salud pública y la mejora de la raza. Parecen escenas de la Alemania nazi pero, como describe la historiadora de la medicina Alexandra Minna Stern (San Francisco, 1966), ocurrieron en EEUU, entre 1909 y 1979.