Al chico no se le ha escapado la contradicción. --¿Cómo puede ser que ahora le mantengáis la condena por las mismas palabras que hace un año hacíais vuestras? No os aclaráis. --Calla, niño, que la política es muy complicada y tú no entiendes de estas cosas, y, además, para algo ganamos la guerra. Es la interpretación de los hechos según la conveniencia de cada momento. Para algunos, la ley del embudo está plenamente en vigor. El chico creerá que los adultos nos hemos vuelto locos.